Director: Stuart Gordon
Actores: Ezra Godden, Raquel Meroño, Macarena Gómez, Paco Rabal, Alberto Villa
Duración: 94 min
Género: Terror
País: España
Año: 2001
LLevar a la gran pantalla una historia de Lovecraft no es tarea sencilla. Su universo, claustrofóbico, húmedo y oscuro no es fácil de recrear.
Fantastic Factory fue una productora que de la mano de Filmax rodó un total de nueve películas de género fantástico y de terror con mejor o peor suerte:
*Fausto, la venganza está en la sangre
*Arachnid
*Dagon, la secta del mar
*Darkness
*Romasanta, la caza de la bestia
*Beyond Re-Animator
*Rottweiler
*La monja
*Bajo aguas tranquilas
Dagon tuvo mejor acogida fuera de nuestras fronteras que dentro y lo cierto es que es una pena.
Vale que las actuaciones, salvo la de Paco Rabal, no son de Goya precisamente, que el doblaje es pésimo, pero, siempre digo, que las pelis hay que verlas en su conjunto, encajando cada engranaje, como si de un reloj se tratase y darle cuerda a ver si funciona todo correcto. Dagon es como ese reloj que tiene piezas muy mediocres pero montadas sobre otras de calidad excelente, dando, a mi juicio, un resultado más que estimable, siendo una película a revisionar y reivindicar.
Cuando la he vuelto a ver para realizar este post y con la distancia de los años desde su estreno, habiendo adquirido este cinéfago que os escribe la virtud de no ver en las películas o blanco o negro (o me encantaban o las detestaba), sino partes por separado que conforman el todo del film, debo ser honesto y reconocer que en su día, me equivoqué.
Partamos de una base: película de terror española...¡Buah! ya la hemos etiquetado sin darle siquiera el beneficio de la duda. Hoy en día, tras los Rec, lo mismo ya no pensamos igual.
Dagon tiene una atmósfera inquietante, opresiva y claustrofóbica que goza de una sutileza de la que casi no te percatas. Agua constante durante todo el metraje, desde el cielo con la tormenta hasta el infierno azul donde habita la bestia ancestral, convirtendose en un elemento angusioso, frío, húmedo y nada agradable. Este mar que se representa en Dagon no es el de una playa soleada, es oscuridad, humedad, frío, inmensidad abisal, negrura, es el tacto escurridizo de un cefalópodo muerto, pegajoso, infecto...
Así que ya he dejado bastante claro cuál es el apartado que más me gusto, para mí un sobresaliente como la copa de un pino.
Los efectos especiales están francamente a la altura, con escenas de truculento gore, pocas pero bien puestas, que arropan más si cabe la sensación de humedad de los mutantes que pueblan el lugar.
Por desgracia, el elenco actoral no acompañó, con una pareja que tiene menos complicidad que el agua con el aceite y algunas situaciones tan estúpidas que dan verguenza ajena, como por ejemplo, la peor de todas, a mi juício, cuando el chaval está en la habitación del hotel y suben los mutantes a cogerlo y al cerrar la puerta se da cuenta de que no tiene pestillo... No tiene otra cosa que hacer el buen hombre que desatornillar el de la puerta de al lado y atornillarlo en la principal, para luego escapar por otra...¿?¿? Me lo expliquen porque yo no entendí esa parte...
Pero por encima de todos esta ÉL... con mayúsculas...ÉL... Paco Rabal...
Paco aparece poco, y es una lástima, porque con su sola presencia en pantalla, llenaba todos los huecos, defectos y errores que pudiera mostrar Dagon. Su aspecto es el de un viejo lobo de mar, borracho y loco, decrépito como el pueblo en el que vive, abandonado a las fauces del abismo.
Si hubiera tenido más peso en la historia, si nos hubieran regalado más escenas en las que narrase con su poderosa voz cómo Imboca, así se llama el pueblo, sucumbió a la avaricia y vendio su alma al abismo, puede que la película hubiese sido muy diferente.
Fuera ya de aspectos técnicos u actorales, Dagon contiene varios guiños, a mi parecer, al aficionado al cine de terror.
El deambular de las criaturas me recordó a cómo se arrastran los zombies de Romero en La noche de los muertos vivientes.
Otro guiño es, sin duda, al cine de Carpenter y su excelente La niebla, pues los habitantes de Imboca sucumben a la maldad de igual forma que lo hicieran los de Antonio Bay: avaricia.
Pues como siempre os digo, que cada uno saque sus propias conclusiones, para lo cual, hay que echarle un vistazo a esta película. Para mí, una buena peli de miedo.
"La gente viene...pero nadie se va"