martes, 19 de febrero de 2013

El último gran héroe (Last Action Hero)



En 1993, John Mactiernan (la Jungla de Cristal, Depredador), dirige esta película que fue tratada por público y crítica de forma injusta.
Se trata, desde mi punto de vista, de hacer dos cosas:
La primera es una sátira en la que ridiculiza situaciones y personajes propios del cine de acción de los 80 y 90.
La segunda es que a la vez que se satiriza dicho cine, realizar un caluroso y entrañable homenaje a esas películas que nos hacían saltar de la butaca con cada frase lapidaria pronunciada por el actor protagonista, que en esta ocasión, es el mismo de dichas películas ochenteras.

La película está cargada de guiños al cine de acción puro y duro, guiños que por una parte los puede pillar cualquier aficionadillo del tres al cuarto a dicho cine y luego están los GUIÑOS con mayúsculas para los incondicionales cinefilos del cine de acción, mucho más sutiles, como por ejemplo la escena en la que la casa del primo favorito de Slater vuela por los aires quitando de en medio a los dos polis que han acudido al lugar y el más viejo, antes de morir, dice que le quedaban dos días para jubilarse y suena la banda sonora de Arma Letal en clara alusión al personaje que interpreta Danny Glover en dicha película. Pues de este tipo, a patadas se encuentran ocultos a lo largo de los 130 minutos de metraje.
Así que tenemos a un director de culto en esto de la acción con títulos como los anteriormente mencionados a los que podemos añadir LA CAZA DEL OCTUBRE ROJO y EL GUERRERO NÚMERO 13, entre otras, a un actor que venía de cosechar megataquillazos como TERMINATOR 2,  una historia policíaca hecha a la medida de ambos y 85 millones de dólares de presupuesto que, para la época, no es moco de pavo, teniendo en cuenta que TERMINATOR 2, calificada en aquel entonces como la película más cara de la historia del cine, costó la friolera de algo más de 100 millones de dólares.
A parte de todo esto, la película cuenta con una banda sonora configurada con temas de grupos tales como AC/DC, Aerosmith, Megadeth... que se ajusta como un guante al conjunto y proporciona una ambientación brutal tanto para las escenas de acción como cuando aparece el personaje de Slater.
Big gun de AC/DC se convirtió en una de las canciones favoritas de los fans del grupo por tu tremenda fuerza.
 
La película cuenta la historia de Danny Madigan, un niño de once años cuyo héroe del celuloide se llama Jack Slater. La vida de Danny es monótona, gris y aburrida, vive en una Nueva York en la que siempre está lloviendo y es de noche, sucia, peligrosa, una ciudad, un mundo en el que los malos pueden y ganan en multitud de ocasiones y en la que nadie viene en su ayuda cuando es sorprendido en su propia casa por un vulgar ladron.
Danny acude al cine donde trabaja su amigo Nick (Robert Prosky) para ver la última película de la saga de Jack Slater.
Una vez dentro del decadente cine que posee el aspecto de aquellas enormes salas que se abarrotaban de espectadores ávidos de devorar films como E.T. y que fueron fagocitados por los multicines, Nick regala a Danny una entrada supuestamente mágica que a su vez le había sido regalada a él mismo por el mago Houdini.
Comienza la proyección y a los pocos minutos ocurre algo que sólo puede hacerse real en la imaginación de un niño... Danny entra dentro de la película y ya no se encuentra en Nueva York sino en Los Ángeles... el sol es radiante, no hay rastro de lluvia, todo es muy luminoso, hay tías buenas a patadas y todo explota con a penas mirarlo, una ciudad donde los malos pueden encontrar la muerte a manos de un inofensivo cucurucho de helado, un arma mortífera si la usa un héroe como Jack Slater que se jacta de sus chistes malos y te vacila con conversaciones demoledoras como la que mantiene con el villano de la película Benedict (Charles Dance) a las puertas de la mansión de su jefe Tony Vivaldi (Antony Quinn).
La trama policial se va sucediendo mezclada con los intentos de Danny de convencer a Slater de que su mundo y todo lo que en él existe no es real, hasta que llega el momento en que Benedict logra hacerse con la entrada de Danny y cruza el humbral hacia la realidad, hacia el mundo sin héroes donde los villanos sí pueden ganar...
 
Como podemos ver, un argumento magistral. Entonces, ¿por qué esta película fue vapuleada por el público y la crítica de aquella época?
No puedo responder en lo tocante a la crítica, pero sí lo puedo hacer como el público que acudió a verla en el verano de 1993.
Se ha especulado mucho sobre el hecho de que entorpeció el éxito del film la proyección de Parque Jurásico dicho verano y un sin fin de asuntos más, pero yo voy a contar lo que, como espectador, viví con el Último gran héroe... A mí no me supuso un problema ir a ver ambas.
 
Recuerdo que fui a verla a un cine muy antiguo que, con el paso de los años, acabó cerrando en 1997, el cine Góngora, casualmete de aspecto muy similar al de la película que estamos tratando, a la primera sesión de la tarde con un calor espantoso y es que sabía que a una hora más "normal" se abarrotaría de público la sala y yo quería disfrutarla al cien por cien.
Por aquel entonces, yo ya tenía por norma no leer ni saber nada de una película antes de verla en el cine, me bastaba con muy poca información, quería, al igual que hoy, ir descubriendolo yo todo.
Al llegar al cine, me recibió el cartel de la película y al ver que Arnold colgaba bajo las letras de su apellido impronunciable portando un niño... dije... ufff... y es que cuando salía un niño, aquello podía ser preludio de que no habría violencia, al menos no la violencia a la que mi buen héroe Arnold me tenía acostumbrado... "grave error...".La acción es trepidante pero siempre desde el prisma de la parodia-homenaje y eso me chirriaba. ¿Por qué no hay sangre? ¿Qué le pasa a Arnold? Me reventaban los chistes malos del personaje, los malos se me antojaban estúpidos, ridículos... escenas como la de los perros obedeciendo órdenes absurdas...¡¡¡ESTO ES UNA COMEDIA!!! pensé..."grave error..." de nuevo...es una parodia que es muy distinto, una parodia cariñosa y entrañable en la que los malos, aunque son malos, son entrañables...
Muchas explosiones, chistes malos en boca de Arnold, menudo sacrilegio, funerales de mafiosos con motes fétidos y la ausencia de esa violencia explícita de anteriores films de Schwarzenegger, hizo que me fuera decepcionando hasta llegar al punto de sentirme estafado, hecho que llegó a su máxima expresión cuando Slater sale al mundo real y allí... es una persona normal, que sufre y sangra como cualquiera.
Aquello no tenía ya arreglo para mi y ver a Van Damme asistiendo a un film de Schwarzenegger no me hizo tampoco gracia.
Cuando salí del cine, estaba decepcionado y a todo el que me preguntó en clase que si había ido a ver "la última de Schwarzenegger" le respondía que no me había gustado, que era un bodrio..."grave error..."
 
Así que con este humilde ejemplo, se puede decir que fue la tónica general que se respiraba respecto a la última "peli" de Schwarzenegger... que era "un rollo".
 
Pero como estamos hablando de cine... de la magia del cine, de esa magia que Danny posee con la que su héroe es invencible y se repone incluso de un tiro, no siendo "más que un rasguño", así se ha repuesto El último gra héroe con el paso de los años y como el buen vino, ha mejorado.
La última vez que la he visto, no me canso de hacerlo y de paladear esos pequeños regalos escondidos para los muy fans del cine de acción de los 80, ha sido de forma especial y es que Slater ha vuelto a mi vida de la única manera en que podía hacerlo, con magia ochentera...
Estando curioseando hace unos días en una tienda de artículos de segunda mano, mirando las cintas de VHS, encuentro esa carátula de Schwarzenegger con un niño en su brazo izquierdo y por un precio tan ridículo como son diez centimos, me hago con ella. Pero la cosa no acaba aquí y es que por carambolas del destino, voy de acompañante a otra tienda de las mismas características y por otra ridiculez de dinero, me hago con un televisor portátil en color de tubo de rayos catódicos...
Slater ha vuelto en el soporte adecuado.
Despertando esa imaginación de niño que todos tenemos dormida en nuestro interior, he vuelto a ver El último gran héroe con los instrumentos de su época y como buen héroe de acción, Slater salva la situación de injusticia en la que había caído su película veinte años atras...

"¿Quieres algo con el pan?... ¡Pues hazte una tortilla!"

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