viernes, 30 de agosto de 2013

Elysium


Dirección: Neill Blomkamp

Actores: Matt Damon, Jodie Foster, Sharlto Copley
Género: Ciencia Ficción/distópica
Duración: 109 minutos
País: EEUU
Año: 2013




Una de las películas de ciencia ficción o distópicas, como cada uno quiera llamarla, más esperadas del año.
En un futuro, la población se ha dividido en dos mitades tremendamente distantes: los muy ricos y los muy pobres. Los primeros son los habitantes de Elysium, una mega estación espacial donde no se conocen males como las enfermedades, donde el aire es limpio y todo es de color de rosa. Los segundos malviven como pueden entre los escombros y ruina de lo que antaño fue la tierra. En esa escombrera de vidas, se arrastra nuestro protagonista y su sueño de viajar algún día a Elysium.

Neill Blomkamp me sorprendió hasta límites insospechados con Distrito 9 y mi ilusión era ir a ver una película con al menos la tremenda fuerza que aquella tenía, o incluso mejor, porque en Elysium hay más pasta metida... Qué ignorante...

No es una mala película, me gustó, sólo que yo esperaba algo más, no sé, un trasfondo distinto, que se hiciera más hincapié en las diferencias sociales no quizá desde el punto de vista del planeta Tierra que es lo más fácil, sino desde Elysium. Crear un mundo devastado, agónico, sucio y decadente es algo que ya lo tenemos muy visto; en cambio, recear una sociedad, requiere un nivel de detalles y un trabajo loable para lograr que sea creíble y no resulte ridícula.

La película se sostiene bastante bien hasta casi la mitad del metraje, con una fabela mundial dotada de un realismo excepcional, donde nuestro protagonista deambula deseando ir algún día a Elysium, hasta que debido a un accidente, ir a Elysium se convierte en una necesidad si es que quiere conservar la vida, porque en Elysium, las enfermedades se pueden curar todas.

La trama está bien, los efectos especiales, como ya he mencionado antes, son realistas... esas naves o la vista de Elysium desde la tierra me gustaron mucho. La película tiene cierto toquecito de documental, pero ni por asomo como en Distrito 9; y es que, a mi juício, cuanto más dinero hay en una película, más prisionera la hace de él. Siendo Distrito 9 un film más modesto, tiene mucha más garra, fuerza e interés que Elysium. Por tanto, nos podríamos preguntar si Neill Blomkamp  se puso a sí mismo el listón demasiado alto con Distrito 9... sinceramente pienso que no, sólo que a este director hay darle quizá más tiempo y rienda suelta, porque donde falla Elysium es precisamente en su desarrollo final, en que se convierte en una peli de tiros con alguna que otra muerte absurda y fallos incomprensibles para este humilde espectador que después comentaré.

Los actores... Matt Damon está correcto, Jodie Foster es una autentica pena que su papel no tenga más matices porque lo poco que interviene lo borda con hilo dorado y Sharlto Copley en esta ocasión no me llegó a gustar, demasiado sobreactuado, un malo que no consiguió conectar.

Hay cosas que no entiendo, como por ejemplo que al protagonista lo doten con unos artilugios que le darán más fuerza y rapidez, implantándoselos en su cuerpo a base de taladros, tornillos y martillos y lo hicieran sin quitarle la camiseta, pues, a poco que se piense, incluso en medio de tiros y explosiones, pensé en que ese tío no se podría quitar la camiseta jamás porque las barras del aparato se lo impiden.
Otro detalle absurdo es que al malo le vuelan la cabeza y... lo recomponen, volviendo a la vida en Elysium, lo que hace que al final de la película te preguntes... ¿a él si lo resucitan y a los demás no pueden?
El cuento de la niña con el suricato y el hipopótamos me pareció ridículo, metido a calzador y no entendí muy bien su mensaje.
Y lo que peor veo, el peor defecto de guión es que no entiendo cómo una mega estación como Elysium no posee métodos de defensa propios, de tal manera que para librarse de las naves patera que se dirigen hacia ella, tienen que acudir a los servicios de un tío que se encuentra en la superficie de la tierra para que, con un par de cohetazos lanzados con un cacharro muy parecido al que Arnold Schwarzenegger usaba en Commando, los despachase en un santiamen.

Creo que el problema, en mi caso, con esta película es que me crearon unas espectativas alucinantes, con un trailer que mostraba lo que iba a ser un peliculón, con trasfondo como en Distrito 9, que aludía a la tremenda lacra del racismo de forma magistral. Pero no es así, no hay trasfondo más allá de una fina tela que se cae a los pocos minutos de comenzar el metraje, dejando, eso sí, una película de ciencia ficción /acción alucinante, trepidante y leñera para ver en pantalla grande y con los efectos de sonido al máximo.

Pese a su falta de profundidad, una pena, una pena enorme, porque tenía potencial de sobra, una buena película que hará que salgas del cine sin la sensación de haber tirado tu dinero al water, cosa que con las bazofias que nos suministran hoy en día en salas, es algo ya digno de mención.


"Dentro de cinco días morirá... Gracias por el servicio prestado"

lunes, 26 de agosto de 2013

Todo un viaje... de ida.

En un episodio de la serie de humor Dos hombres y medio, Charlie, que pasa por una mala época debido a sus deudas, y ya harto de estrecheces, le dice a su hermano, Alan, que renuncia a la pobreza. Alan le responde: <<A la pobreza no se renuncia>>.  Tampoco se renuncia a la discapacidad. De eso va este artículo.

Hay actores, que, aun siendo excelentes en su trabajo, me gustan especialmente en entrevistas, siempre interesantes. Es el caso de George Clooney y de Silvia Abascal, la autora del libro que voy a comentar: Todo un viaje (2013). Cuando comencé a escribir hace muchos años, me di cuenta de que, de forma natural, escribía como hablaba; cualquier escritor sabrá que esa naturalidad, por lo general, queda pobre en una hoja de papel o en la pantalla de un ordenador. En el caso de Silvia Abascal, tenía gran curiosidad, ya que ella siempre ha hablado de forma muy literaria, ¿cómo sería su libro? Pues, escribe igual que habla, lo que, en su caso, está fenomenal, no le hacía falta esforzarse por pulir el estilo.

Nos cuenta la autora que, el 2 de abril de 2011, formando parte del jurado del festival de Málaga, empezó a sentirse mal, siendo ingresada poco después para tratarle de un derrame cerebral. Un par de semanas después, la operan. Cuando despierta de la operación, se da cuenta de que no oye bien, y no sólo eso, sino que va perdiendo oído conforme pasan lo días. Le detectan una hipoacusia, es decir, una pérdida de oído que no llega a ser total, sino que tiene restos auditivos; en cambio, con una sordera profunda, apenas se oye o no se oye nada. También  le detectan acúfenos, sonidos endógenos que suelen ser constantes, incluso durmiendo. Como sufridor de ambas enfermedades, me sentí interesado por conocer la historia de una oyente, que, de repente, vive con los mismos síntomas, en mi caso, de nacimiento.

Como decía al principio, a la discapacidad no se renuncia. Pero… Silvia sí puede renunciar a ser hipoacúsica: al ser la causa un derrame puede mejorar con rehabilitación, y eso es ilusionante.  Podemos leer el progreso que va haciendo con la rehabilitación, cumpliendo el sueño de todo discapacitado, que es escapar de sus limitaciones, por feliz que se sea. Era uno de los motivos por los que me daba curiosidad el libro, esa sensación de viaje de ida, de adiós a la sordera. He de destacar la paz interior con la que reacciona la autora; poco dada a rendirse o a pensar en lo que ha perdido, lo vive como una experiencia enriquecedora. Conozco sordos felices y gente que lo tiene todo, amargada. En verdad las personas como Silvia Abascal tienen una extraordinaria resiliencia, es complicado verles hundidos. Son el tipo de persona que todos los que van a terapia o que se compran libros de autoayuda quieren ser. Pero con eso se nace, por  mucho que alguien negativo se esfuerce, negativo será por los restos, aunque algo se puede mejorar. La intención de la obra, es compartir la experiencia, contar los pasos que se dan hasta llegar al final  del viaje. Si bien no todo el mundo es tan valiente como la autora y puede no sentirse identificado, por la sensibilidad con que está contado dicho viaje, merece la pena leer el libro, tanto como ejemplo, como con envidia sana si es el caso. Hay que agradecer a Silvia su generosidad: no es fácil desnudarse así, pero, como ella misma cuenta, quiere dar apoyo a quien se encuentre en situación parecida, ya que nadie que sea oyente puede entender lo que se siente. Después de recuperar el  oído con muchas horas de rehabilitación, sufre de hiperacusia, es decir, oye demasiado bien, sintiendo grandes molestias con sonidos muy moderados, y no digamos fuertes. Si hay que elegir, ¿quién no elegiría oír demasiado, sabiendo además que se puede ir mejorando, mientras que la falta de oído no? Como anécdota, lo primero que oyó la autora cuando recuperó el oído fue una canción de Alejandro Sanz, cantante que detesto… menudo recuerdo me  hubiese quedado del primer sonido, ¡hubiese preferido una aspiradora o hasta una bocina!

Además de la hipoacusia, y después hiperacusia, Silvia sufre de acúfenos. Estos normalmente se dan cuando se tiene una pérdida auditiva, sea traumática o no, oyendo frecuencias que se tienen perdidas, pero que el cerebro quiere compensar, creando sonidos  que en verdad el oído afectado no puede captar. La autora oye alarmas y helicópteros a todo volumen, no me quiero imaginar lo cansino que será. Los míos son más suaves –parecidos al sonido de una caracola- de hecho, no los suelo recordar y pasan desapercibidos en mi mente, pero, cuando tengo estrés elevan el volumen, sin ser excesivos nunca. Curiosamente, al leer el libro y escribir este artículo, los tengo a plena potencia… ya se me pasarán cuando termine de escribir. En el libro se describen muy bien, aconsejo que lo lea quien quiera saber qué  se siente, o bien quien lo sufra y quiera sentirse acompañado. Aunque seguramente le suban de volumen mientras lee, merece la pena saber cómo se siente un ex oyente que lo vive por primera, un punto de vista interesante.


Quiero destacar el uso que Silvia le da a las terapias alternativas. Para los aspectos físicos y mentales, recurre a la medicina convencional. Al ser una persona muy espiritual, necesita, además de curarse, “sanar”, dejando el alma para los profesionales de lo espiritual. Siendo bastante escéptico con respecto a las terapias alternativas, me parece ejemplar cómo, si se tiene una sensibilidad especial, se compagina lo científico con lo espiritual, dejando a cada disciplina su espacio, dando preferencia, eso sí,  siempre a la ciencia. Los médicos a menudo son distantes y hasta displicentes, echando en los brazos de especialistas sospechosos a pacientes hartos de que no les escuchen. Nanni Moretti, en su genial film Caro diario, nos cuenta, en forma de diario filmado, su historia real… cómo iba de médico en médico, sin que ninguno acertara con su diagnóstico mientras se desesperaba y recurría a terapias alternativas, porque le daban, precisamente, un trato más humano que los médicos, ¿os suena? La frase final resume los problemas de comunicación médico-paciente, que todos hemos sufrido alguna vez: “Los médicos saben hablar pero no saben escuchar”.

viernes, 16 de agosto de 2013

Expediente Warren: The conjuring

Dirección: James Wan

Actores: Lili Tailor, Vera Farmiga, Patric Wilson
 
Género: Terror
 
Duración: 112 minutos
 
País: EEUU
 
Año: 2013
 
Hacía mucho tiempo que no salía del cine con la sensación de haber visto una buena película que bien valga los euros que cobran en taquilla por entrar.
Esta película es un toque de atención para todos aquellos/as que piensan que el terror son vampiros de blanco inmaculado, guaperas y torturados por su existencia, que esperan que una tía buena los salve de su inmortal destino condenado a la soledad. TERROR... con mayúsculas y sin que haya sangre o escenas repugnantes, terror del bueno, del de verdad, del clásico.
 
Expediente Warren es un film de casa encantada mezclado con posesiones que usa todos y cada uno de los tópicos del género como son sustos a mansalva, demonios indestructibles y situaciones vistas mil veces. Entonces... ¿dónde está su mérito?
Se suele decir que ya está todo inventado y que las historias que vemos, nos cuentan, leemos o escuchamos son las mismas historias de siempre pero contadas de diferente manera, narradas con el punto de vista propio de su autor. Pues esa es la mejor definición que se me ocurre para esta película y es que es una historia de casa encantada y posesiones contada con una maestría y unas formas que hacen que los tópicos e historias mil veces vistas en pantalla en este tipo de películas parezcan nuevas. Esa es su fuerza, ese es su poder...
 
La ambientación es perfecta, la fotografía muy buena y ello hace que te introduzcas de lleno en una historia llevada por unos personajes interpretados de forma creíble y contundente. Y es que esta película está realizada creyendo en lo que cuenta desde el principio, me refiero a que cree en lo que es y para lo que está hecha: una peli de miedo. Dicho de otra manera; se toma en serio a sí misma.
Escenas de mal rollo tiene unas cuantas y no me refiero a la típica escenita gore que te pone los pelos de punta por retorcida... nada de eso... mal rollo con cosas simples, cotidianas que todos hacemos a diario y en las que no reparamos: dormir es el mejor ejemplo que se me ocurre, cuando una de las niñas está durmiendo plácidamente en su cama y algo le da un tirón del pie y la despierta... o cuando la misma niña grita que hay alguien en la habitación y su hermana no ve a nadie...
Un juego tan simple como vendarse los ojos y buscar al resto de jugadores mientras estos nos van dando palmadas hizo que me removiera en mi butaca con facilidad, y es que cuando lo ves dices: eso se me podría haber ocurrido a mí... cierto... pero qué bien hecho y a la vez bien pensado... no... tal vez a mí no se me habría ocurrido...
Objetos cotidianos retorcidos de tal forma que un simple armario puede ocultar al mismísimo diablo justo al lado de donde tienes colgada la camiseta esa que tanto te gusta...
 
Expediente Warren te avisa , te prepara antes de meterte el susto, presentando la escena, al final de la cual, sabes que ocurrirá algo, tomándose su tiempo, rompiéndote los esquemas para que no sepas en qué punto ocurrirá...sabes que va a pasar... lo que no sabes es dónde.
 
Y ahora pasemos al argumento.
 
Una familia invierte todos sus ahorros para adquirir la casa de sus sueños.
Al principio todo son arreglos y trasiego arriba y abajo hasta que un buen día, comienzan a ocurrir fenómenos que van en progresivo y violento aumento hasta que la familia no puede más y acude a un matrimonio, los Warren, que se dedican a tratar asuntos paranormales... y ya está, es que es así de simple, sin más, nada más. Bueno, pues sólo con esto se crea un ambiente espeluznante que me atrapó desde el minuto uno de metraje.
 
Tuve la gran suerte, en este caso, de que no vi trailer alguno de la película. Alguien me comentó que la había visto y que era "un peliculón", así que no me reventaron ni una sola de las escenas. Sabía que era de casa encantada y con eso me bastó. Cuando vine del cine quise comprobar una cosa... puse el trailer y efectivamente, la mayoría de las mejores escenas de la película aparecen en él y es que hoy en día debe ser imposible que te vendan una película sin reventártela casi entera con el trailer.
 
 
"¿Quieres verle?... Cuando pare la música le verás en el espejo, detrás de ti"

lunes, 12 de agosto de 2013

Guerra Mundial Z



Los zombis están cambiando. Posiblemente, los adolescentes tendrán una imagen del zombi más dinámica, más física que la romeriana; en los últimos años, la horda zombi persigue en vez de esperar pacientemente que la comida llegue. Por mucho que se corra, en Guerra Mundial Z la suerte está echada, porque el no-muerto nunca se cansa, ni duda. Somos muchos los que preferimos al zombi lento, de casi nula inteligencia y actividad corporal bajo mínimos, pero la propuesta de Guerra Mundial Z (Word War Z, Marc Foster, 2013), al centrarse en el terror colectivo, en la nada de la multitud histérica, hace del zombi un enemigo del que no se puede escapar, y por ello mismo interesante, al no dar importancia al grupo de supervivientes sino a las masas que intentan huir sin tener escapatoria. De ahí que, en lugar de road movie, veamos más bien una, si se me permite la expresión, fly movie, pues, por tierra, la marabunta zombi es imparable, la única salvación está en el cielo… a veces.

La primera media hora, aproximadamente, nos va metiendo en la historia con dosis adecuadas de suspense, sin ver lo que ocurre, pero sabiendo que, como dice Gerry Lane (Brad Pitt), hay que moverse para sobrevivir, pararse es morir. Lástima del abuso del primer plano, que, unido al excesivo movimiento de cámara, llega a ser mareante. A ver cuándo pasa de moda la horrible moda de la cámara parkisoniana, que sin duda facilita la vida al director pero marea al resto de la humanidad. A medida que avanza el film, la cámara se va estabilizando, y empezamos a ver en qué se han gastado los casi doscientos millones de dólares, pasando de sugerir a apabullar. La parte de Israel es espectacular, especialmente la torre de cuerpos que forman los zombis para saltar los muros; sin duda, se ha convertido en  la imagen más representativa del film, y, por su fuerza icónica, en una escena que formará, casi seguro, parte de las secuencias clásicas del cine de… ¿de qué?, ¿de zombis?, ¿apocalíptico?, ¿terror? Para mí, tiene un poco de todo, aunque, a medida que avanza la historia, va entrando más en la dinámica del cine zombi, siendo las situaciones que se crean en el laboratorio survival casi romeriano, en el que la estrategia se vuelve más importante que el azar y la pura forma física. Es cine zombi, pero sin entrar apenas en cómo la pandemia ha cambiado la sociedad haciendo tabula rasa con la civilización, si bien pasa todo tan rápido que no da tiempo a asimilar los cambios, en eso es coherente el desarrollo del film, nada que reprochar.

Como amante de la ciencia, agradezco que no sea, esta vez, el culpable de la pandemia un mad doctor, una farmacéutica sin escrúpulos o una negligencia médica por jugar a ser dios. En Guerra Mundial Z, la ciencia es la solución y no el origen del apocalipsis, como en tantas superproducciones americanas. Bien sabido es lo conservadores que suelen ser los blockbusters; en este, se nota la mano de Brad Pitt como productor, en ningún momento se busca la moralina, el patrioterismo o la búsqueda de la fe ciega para conseguir el final feliz. Es una película honesta, que usa los tópicos con habilidad para hacernos pasar un buen/mal rato, sin adoctrinar ni culpabilizar al espectador que piensa de una determinada manera. Se quiere el espectador amortice su entrada y su tiempo. El caso opuesto, puede verse en El hombre de acero (Man of Steel, Zack Snyder, 2013), filme rabiosamente anticientífico: La frase en boca de la malvada kryptoniana “la evolución siempre gana” está colocada con toda la intención, entre otras muchas indirectas y directas contra la ciencia –y la razón- y a favor de la fe. También es un film que tiene muy presente la religión como catarsis, tanto por las analogías mesiánicas, las similitudes de Superman con Cristo, y en algunos planos que firmaría el Tea Party, como el del sacerdote orientando a un confuso superhéroe, que además, promete defender los intereses americanos al haber “nacido en Kansas”. Salí molesto y tenso del cine, con la sensación de haberme escapado de una secta, todo lo contrario que con Guerra Mundial Z, que me dejó buen rollo, el placer de un producto pensado para entretener, sin mayores pretensiones. No es que vea mal que un film quiera remover algo en el espectador o invitar a la reflexión, de hecho, el cine de autor es mi favorito. Pero, si se quiere hacer un producto palomitero y a la vez profundo, el director tiene que ser un excelente equilibrista, al alcance de pocos. Guerra Mundial Z no hará pensar ni removerá las entrañas a los espectadores, pero sí pasarán un buen rato con un film, coherente y bien montado, que no es poco después del culebrón que fue su rodaje. El final es algo cutre, más bien unos puntos suspensivos para invitarnos a la segunda parte que, esperemos, mantenga la coherencia y el estilo ameno y honesto de la primera.

Para terminar, a quien le guste el tema zombi, recomendar el libro, muy diferente al film, si bien tienen en común la perspectiva mundial de la guerra contra los no muertos, aunque el libro llega mucho más allá. Max Brooks ha dejado claro en un vídeo en youtube que su libro nada tiene que ver con el film, de hecho, su novela es para aficionados a los podridos de toda la vida, y posiblemente, al que le haya gustado la película, no le guste el libro, pero, nunca es tarde para cogerle cariño a los zombis. Nos recuerdan lo que podemos perder, y, por tanto, todo lo que tenemos. Entre todas las cosas, la mejor: estar vivos.


viernes, 9 de agosto de 2013

Guerra Mundial Z (World War Z)

Dirección: Marc Foster
Actores: Brad Pitt, Mireille Enos
Género: Apocalíptica,
Duración: 116 minutos
País: EEUU
Año: 2013



Guerra Mundial Z... supuestamente la adaptación al cine de la novela superventas de Max Brooks... y digo supuestamente porque el que escribe estas líneas, se leyó el libro de "pe" a "pa" nada más ver la luz en las librerías. Tengo una primera edición del formato grande y sobre ella debo decir que se lee con una facilidad tremenda, queriendo saber más a cada página, resistiéndote a dejar la lectura y en definitiva, manteniendo el interés y el suspense de principio a fin. Escrita con soltura y sencillez, nos narra cómo la humanidad se enfrentó al terrible azote de los zombies desde un punto concreto del tiempo: la guerra la ganan los humanos.

Dos similitudes de la película con el libro: la variedad de escenarios recorridos por un lado y el título por otro. El resto se parecen como una alpargata vieja a un autobús...

Los espectadores, se encontrarán con un producto de acción trepidante, ritmo endiablado y escenas de aplastante fuerza visual, lástima que casi todas ya estemos hartos de verlas durante meses en los trailers con los que nos han bombardeado, ausencia de escenas violentas o desagradables, propias del cine zombie...
Se ha hablado mucho de que es una película familiar y la verdad es que así es. Es la historia de una familia...que se enfrenta a una pandemia... una familia estupenda, rodeada de gente estupenda que no pierde la compostura aunque el mundo se esté yendo por el sumidero.

La película es de ¿zombies? y salvo un par de escenas en las que este frustrado espectador quería ver algo que le recordase a ese género, me sonó a un producto palomitero y ridículo dentro del género al que se ha querido acercar.

Como dice el refrán, "no se puede hacer una tortilla sin romper los huevos", así que no concibo una película de zombies sin su toque gore, que no pide uno Brain Dead (id. Peter Jackson,1992), señores... pero si deciden ustedes adaptar una novela de este tipo... habrá que mojarse en el tema.
El problema, sin duda, de esta película se encuentra en su mayor reclamo: su presupuesto astronómico. Ese es su lastre que la empuja a ser una producción en la que quepa cualquier espectador, porque está claro que si la película es violenta y llena de escenas fuertes, en lugar de ir toda la familia a verla agarraditos de la mano, irá sólo un miembro de la misma si es que va alguno, y así no se recupera la inversión ni se gana dinero.

Brad Pitt... como siempre correcto, alejándose poco a poco de aquellos papeles de guaperas que durante años protagonizó, encarna a un investigador de Naciones Unidas que busca el origen y cura de la enfermedad o lo que sea...
Poco puedo decir de él, ya que soy un fan incondicional desde Entrevista con el vampiro (id, Neil Jordan 1994) y Seven (id, David Fincher 1995) salvo que hace una actuación correcta sin dar más de lo que se le exige: un personaje casi plano que conecta el piloto automático y va pasando de la casilla A a la B y así hasta acabar.
Inmejorables son las escenas del muro... sí...sí... esas que todos habéis visto ya miles de veces y el niño agachado mientras los zombies esos que pasan tan deprisa que ni los ves, corren por todos lados.
Las escenas del centro de investigación me recordaron, en cierta forma, a los pasillos del bunque subterráneo por el que sufren los personajes de Romero en El día de los muertos (1985), salvando las distancias, claro está.
La banda sonora de Marco Beltrami mantiene el suspense y es correcta en las escenas de acción, eso sí, sin sorprender a nadie, cumple lo que le piden y punto. Ni más ni menos...

En definitiva, una película que está bien si no te gusta el cine de terror, para pasar un buen rato viendo en pantalla grande escenas increíbles con millones de zombies corriendo por todos lados. desde luego no se hace pesada y a mi juicio, tiene un ritmo correcto y divertido. Pero para los seguidores del cine de zombies... que cada cual saque sus propias conclusiones.
Yo, para recordar lo que era ese tipo de cine, al día siguiente tuve que enchufarme con ansia la anteriormente mencionada El día de los muertos de George A. Romero de 1985 y ya me quedé tranquilo.

"Cada ser humano que salvemos es uno menos que combatir"

jueves, 1 de agosto de 2013

SAUROM: VIDA












Hace un año o así, vagando una oscura y fría noche por los angostos rincones de internet, me topé con un grupo llamado Saurom y su disco VIDA del año 2012.
Escuché unas cuantas canciones y me cautivaron al momento, pues están dotadas de una belleza inusual, fuerza y pasión arropadas en melodías dulces y fiesteras, dentro de un disco rockero, no puede ser de otra forma, melódico y hermoso.

Consta de catorce temas y, aunque parezca mentira, todos gozan de una calidad excelente, a los que perfectamente se puede acercar cualquier persona a la que el rock no le atraiga en exceso, pero le guste la música en general.

Para aquellos que no conozcan nada de este grupo y que nadie piense que se trata de unos rockeros blandos o algo así, los invito a escuchar el que para mí es su mejor trabajo hasta la fecha: MARYAM, que comentaré en otra ocasión, en el que son duros a hierro.

Continuando con este VIDA... lleno de buenas vibraciones, de buen rollo y alegría, para nada oscuro o lúgubre, como suele ser habitual en este tipo de grupos, pero es que SAUROM son juglares del rock, señores de una tierra fantástica de leyendas, hadas y magia donde sus gaitas, flautas y demás instrumentos se convierten en vehículos que te transportarán a esos mundos de islas encantadas, bosques mágicos y armonía.

Como ya he dicho antes, todos los temas gozan de gran calidad, pero destaco varios por el buen rollo que transmiten: NOCHE DE HALLOWEEN, LA LEYENDA DE GAMBRINUS, CAMBIA EL MUNDO.

Si los escuchas por primera vez, será fácil que los compares con Mägo de Oz, pero no es así... no tienen nada que ver. A medida que los escuches una vez y otra te irás dando cuenta de que de eso nada, pues los temas de SAUROM son muy vitalistas, Mägo es más oscuro.
VIDA consigue animarte si estás de bajoncillo, tienes que llevar en las venas un poco de rock y si no lo llevas, tal vez este disco sea el primero que empiece a  insuflar en tu alma el gusto por un género al que hasta ahora no te habías acercado.
 
"Un día más se oye un suspiro...
Sé bienvenido al mundo real."

 (Vida: Cambia el mundo)