domingo, 20 de abril de 2014

Noe

Director: Darren Aronofky
Actores: Russell Crowe, Jennifer Conelli, Enma Watson, Anthony Hopkins
Duración:138 min
Género: Apocalíptico
País:EEUU
Año:2014





Debo reconocer que tenía unas espectativas muy elevadas para la epopeya del diluvio con Aronofky y creo que podría resumir mis sensaciones con la película en una sola palabra, si la situamos en el contexto del juego hundir la flota: AGUA.
Cuenta con una obsesión del personaje principal por cumplir los designios de Dios hasta el punto de pasar por encima de todo y de todos sean quienes sean. Los personajes y sus obsesiones han sido muy bien aorquestadas por Aronofky, entonces, ¿qué falla aquí?
Desde mi humilde opinión, pienso que no he sido capaz de ver con claridad lo que el director pretendía, pues la historia no ha llegado a calarme lo sufuciente, hasta tal punto que miré el reloj en más de una ocasión para ver lo que faltaba para que acabase. Demasiadas mezclas de lo que ya se conoce con las licencias tomadas.
Hubo momentos que aquello me parecía una película de criaturas y monstruitos, con frondosos bosques  y ríos cristalinos.
Cargada de mensajes ecologístas, eso sí me gustó, lo cierto es que lo único que puedo decir es que ni frío ni calor. Todo es ampuloso y desmedido y una historia sencilla se convierte en un laberinto en el cual, tras resolverse el problema planteado, de la manera más convencional posible, por supuesto, se presenta otro y otro y otro y acabas hasta las narices de tanto retorcer para luego no mostrar nada que no se nos pudiera haber ocurrido a cualquiera.
Pienso, que la historia es lo suficientemente buena por sí misma, para no tener que forzar la máquina, que lo sencillo, no necesita adornos y que en la simpleza también hay belleza. Nada me repatea más que un buen papel de regalo para luego abrir y ver que no había apenas qué regalar.


"Se acerca una gran inundación. Las aguas de los cielos se encontrarán con las de la Tierra "

miércoles, 9 de abril de 2014

Afeitado con maquinilla clásica


 















En la época actual, de crisis, en la que uno no sabe dónde se mete el dinero, o cómo controlar mejor el que tiene, que dia a dia va disminuyendo, pensé en hacer un artículo útil para el que lo estime oportuno.
Pensé que debía de ser algo que se hiciera a menudo y que con un simple cambio, me permitiera ahorrar sin perder calidad. Entonces tuve la idea del afeitado, imprescindible para un hombre, un lujo muy caro en nuestros días.Como la gran mayoría, uso cuchillas de varias hojas cuyos recambios tienen un precio bastante alto. Intento aprovecharlas al máximo, imagino que como todo el mundo.

¿Cómo reducir el precio del afeitado?
Tuve una idea... usar la maquinilla clásica, con sus hojas de dos caras.

Lo primero era encontrar una maquinilla de esas características y buscando por casa, encontré la que fue la de mi abuelo.
Tras el paso de los años, puede tener más de cincuenta, vi que su aspecto requería una buena limpieza, así que opté por buscar una nueva que no me costase mucho para poder probar y, en el caso de que diese buen resultado, limpiar a conciencia la de mi abuelo y utilizarla a diario.
Mi primera sorpresa fue que encontré una maquinilla con hojas incluidas de la marca Wilkinson a un precio más que razonable. La maquinilla es en su mayor parte de material plástico. Se desenrrosca la tapadera de la cabeza a través del mango para insertar la hoja de afeitar. La brocha se compra a parte, lo mismo que el jabón.

Según los consejos de varios sitios en internet, usé agua caliente para mojar la brocha y tomar el jabón de afitar del tarro. Primera conclusión: la brocha no es buena, los pelos se le van cayendo, aunque ya contaba con algo así, es una brocha sintética y ni por asomo el tacto es como la que usan los barberos, pero cumple su objetivo que es extender la espuma por la cara.

El afeitado de la maquinilla es muy bueno, irritándome la cara menos que las de varias hojas, siendo muy apurado. Vamos, que deja a esas maquinillas carísimas a la altura del betún. Segunda conclusión: no vuelvo a usar más esas maquinillas que además de ser muy caras, producen un desecho mayor que una simple hoja de afeitar.

El jabón es el complemento ideal. Tercera conclusión: en cuanto pueda, compro una buena brocha de afeitado.


Pues teniendo cuidado al usarla, pues el riego de darse un corte manejando la hoja de afeitar al colocarla en la maquinilla es evidentemente mayor, sabiendo que se ha de invertir algo más de tiempo en ello, pues extender la espuma no es solo sacarla del bote a presión y con un mayor cuidado en su uso, tengo que decir que me ha gustado bastante este tipo de afeitado con maquinilla clásica.
Limpiaré la de mi abuelo con la Dremel y ya veremos cómo queda. Ya os contaré...