viernes, 8 de marzo de 2013

SETENTA MINUTOS PARA HUIR (MIRACLE MILE)



 Año: 1988
 Duración: 87 min.
 Director: Steve de Jarnatt
 País: EEUU


También conocida como Miracle Mile, nos encontramos aquí con una autentica joya en bruto del cine apocalíptico.
Antes de comentar esta película, quiero hacer una aclaración de lo que considero cine de catátrofes, cine apocalítico y cine post apocalíptico, aclaración del todo personal y propia
El cine de catástrofes lo enmarco dentro de acontecimientos que se centran en un punto y unos personajes concretos, que no sucede en el resto del mundo. El desarrollo de los acontecimientos en el cine de catástrofes no involucra a toda la humanidad, a la totalidad de seres vivos del planeta e incluso a la continuidad del planeta mismo. Narra una tragedia puntual más o menos amplia que no compromete la continuidad de la especie humana, o al menos, no la cambia de forma radical. Ejemplos tenemos un ámplio abanico, ya que este género ha sido bastante prolífico en el cine, tales como San Francisco (1936) protagonizada por Clark Gable que narra el terremoto de 1906, Cuando ruge la marabunta (1954) con Charlton Heston, Terremoto (1974) de nuevo con Charlton Heston, el coloso en llamas (1974) con Paul Newman y Steve Mcqueen y un larguísimo etcétera que incluye aeropuertos, túneles, barcos y demás.
Dentro, pues, de lo que sería una catástrofe, estaría una catátrofe total, planetaria y absoluta contra la que la humanidad puede hacer algo o al menos intentarlo, aunque no siempre lo consiga. En este apartado incluyo esta película que hoy nos ocupa.
En el género apocalíptico, personas normales, que podríamos ser cualquiera de nosotros y con los que nos resulta muy fácil identificarnos, se enfrentan a una situación incontrolable, que está por encima de sus posibilidades, de sus conocimientos. Sólo hay un fin y es sobrevivir como sea o al menos el mayor tiempo posible. Este tipo de películas narran, con mayor o menor fortuna, cómo una sociedad que funciona por sí sola, cuya maquinaria está perfectamente engrasada, se desmorona en días e incluso horas cuando el pánico ante lo desconocido, lo inverosimil o lo irracional engulle el planeta.
Es un "el antes de...", una situación que cambiará por completo la sociedad, que borrará las estructuras actuales y dejará a su paso no se sabe bien qué tipo de sistema. Habrá supervivientes que, se supone, tendrán que adaptarse a un nuevo mundo, pero son películas en las que ya sea un tipo cualquiera o ya sean equipos de personas altamente cualificadas, intentan sobrevivir o salvar la situación.
Ejemplos de éste tipo tenemos muchos: El día de mañana (2004) y 2012 (2009) ambas de Roland Emmerich, Armageddon (1998) de Michael Bay, El día después (1983) de Nicholas Meyer, Señales del futuro (2009) de Alex Proyas, El incidente (2008) de M. Night Shyamalan, Sunshine (2006) de Danny Boyle, La noche de los muertos vivientes (1968) de George A. Romero, Zombie (1978) del mismo director, 3 días (2008) de F.J. Gutiérrez y un largo etcétera.
Dentro del cine apocalíptico, nos encontramos con otra variante :el cine post-apocaliptico.
Aquí ya ocurrió la catástrofe. La humanidad tal y como la conocemos dejó de existir ante un acontecimiento a escala planetaria que borró la civilización de la faz de la tierra y lo único que queda es una mueca de aquellos días, donde unos personajes se ufanan por mantener unas estructuras decadentes, abocados casi con total seguridad a la extinción. Ejemplos de cine post- apocalíptico tenemos El último hombre vivo (1971) con Charlton Heston, El día de los muertos (1985) de George A. Romero, Mad max, el guerrero de la carretera (1981) y Mad Max más allá de la cúpula del trueno (1985) con Mel Gibson ambas, 12 monos (1995) con Bruce Willis, Waterworld (1995) y Mensajero del futuro (1997) ambas con Kevin Costner, Land of the dead (2005) de George A. Romero, Soy leyenda (2007) con Will Smith y la lista sigue...
Miracle Mile nos presenta a una pareja que se conoce un buen día y quedan por la noche cuando la chica sale del trabajo. Harry y Julie, nuestros protagonistas, pasan las horas juntos y cada vez se van cayendo mejor. Para hacer tiempo mientras Julie sale de trabajar, Harry decide ir a su habitación de hotel para dormir y pone el despertador. Debido a un pequeño fallo, no se despierta a su hora y llega tarde a la cita, Julie se ha cansado de esperar y se ha marchado. En la cafetería pregunta por ella y le indican que estuvo esperándolo y que se acabó marchando, así que Harry sale fuera del local y llama a Julie por teléfono en la cabina que hay justo a la entrada de la cafetería, pero no consigue contactar con ella. De repente el teléfono comienza a sonar y una voz angustiada le comunica que se ha producido un ataque nuclear y que tienen algo más de una hora para ponerse a salvo...

Básicamente, este es el argumento de la película, una película que se encuentra en cartel cuando la guerra fría tocaba próxima a su fin y las paranoias sobre una hecatombe nuclear comenzaban a ser parte del pasado.

Lo que en un principio se nos presenta como una peliculita de escasos medios, con personajes anodinos, historia de almas gemelas de por medio, se trunca de una manera tan endiablada que te va atrapando poco a poco hasta que ya no te importa la historia de los protagonistas, la casi ausencia de efectos especiales y de escasa calidad, o ese aire de telefilme que la envuelve, pues llega a un punto en que, a raíz de que Harry esparce la noticia en la cafetería de un ataque nuclear, se crea el caos más absoluto sin en realidad saber nadie, ni protagonistas ni espectadores, si lo que Harry escuchó por teléfono era verdad o fue víctima de algún bromista, pero lo que sí es cierto es que todo se está llendo al traste, sin control.
Lo que funciona de esta película es que nos presenta a unos personajes cuyas solitarias vidas consisten en que pase un día más, del trabajo a casa y de casa al trabajo, donde la monotonía es la reina dominante. Funciona, igualmente, y ayuda a darnos esa sensación de ambiente cotidiano, al no tener actores guapisimos o revienta taquillas. Son personajes modestos, sin glamour y de los que te da la sensación que están pasando la vida por encima, sin más pretensión que llegar al día siguiente.
Los personajes secundarios son más planos que una plancha de acero, pero eso es propio de este tipo de filmes y no importa demasiado, porque lo que realmente importa es avanzar...
Setenta minutos para huir o Miracle Mile, da lo mismo, pasó sin pena ni gloria por los video clubs, ya que en las salas españolas ni se estrenó y pese al paso del tiempo, aguanta el tipo y consigue arrastrarte a un lugar oscuro y sombrío del subconsciente, donde el miedo a la extinción permanece oculto y te deja con el pensamiento de          " joder... es que esto puede pasar de mil formas hoy en día".
Si Hollywood quiere hacer un remake, uno de una buena historia, con amplio despliegue de medios y actores de altura, aquí lo tiene. El género vuelve a estar de moda, si es que alguna vez dejó de estarlo. En lugar de tanto remake sobre remake y precuela tras "preprecuela" esta es una historia que bien hecha, da para mucho.
Como curiosidad cabe citar que Brian Thompson, el asesino de la película Cobra de Silverter Stallone, hace de un pequeño papel como gay de un gimnasio.

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