Fue, se dice, una girl friday, una chica, ante todo periodista que, en una noche de luna nueva, en vez de casarse y aumentar la población mundial un par de años después, se quedó en la redacción del periódico siendo, como no podía ser de otra forma, una chica completamente viernes, mandando al carajo al abc de la felicidad conyugal. Ojo, porque en realidad fue, no una girl friday, chica-para-todo-asistenta, sino una chica completamente viernes. ¿Cómo, tan viernes? Sí, tan viernes. Puede ser periodista, heredera bohemia -nunca pija, qué poco viernes-, espía, buscavidas, aviadora o cualquier cosa que haga imprevisible, no ya los próximos días u horas; es que puede estar, dios sabe cómo, echando una siesta en el asiento trasero de tu coche y de repente, la primera vez que la ves, te pide que la lleves a casa de su tía en la costa más lejana o te pregunta dónde vives y allá va. La elipsis es su respuesta y la hiperactividad su descanso, puede que esté retozona cuando tengas prisa, o, es de lo más probable, se pare a preguntar mientras cuánto cuesta un gato, puede que algo peor...
Un día, así, como un chispazo, te encuentras con una chica completamente viernes, y, casi seguro, no estás preparado para lo que se te viene encima, ¿qué hacer, cómo hacerlo y, sobre todo, qué te puedes esperar? Cuando la veas, deberás reconocerla enseguida con esta miniguía que escribió un poeta: tendrá cintura de reloj de arena y alma de película de Hawks. Ya estarás, como suele pasar, impreparado para, no ya estar a su altura, sino para saber a qué altura está y a cuál te hará subir. Has de saber que es rápida: acabará una frase cuando empiece la siguiente y cuando deje de hacer algo es porque hará otra cosa y la dejará mientras habla a velocidad de campeona de mecanografía cambiando de tema de actividad de peinado hablando de ti de ella ahora sí ahora no y...
Será una chica completamente viernes, estarás, quizás siempre, impreparado, quizás te dé tiempo a estar preparado, puede que antes se haya ido, aunque fuese ella la que te buscó hasta el acoso, hasta el caos y hasta la locura completamente viernes. Ella es así, libre; estará contigo a su manera, puede que, durante el desayuno, te tire la tostada de un abrazo, y un día tras otro, tengas que prepararte dos o tres desayunos. Igual, hace la maleta, tira la llave encima de la cama, y, ¿dónde? y ¿por qué?, nunca vuelves a verla, porque, si se va, se fue, es demasiado lista para saber que, cuando se es una chica completamente viernes, los sábados llegan cuando el viernes ha terminado.