Cuando una estrella del firmamento del celuloide se marcha hacia la eternidad, siempre nos deja un vacío extraño a los que nos apasiona el cine, máxime, cuando encarnó uno de los personajes más queridos de aquellas viejas películas que veía con mi padre cuando niño.
Esta mañana, mientras desayunaba viendo el telediario, como cada día, escuché que Eli Wallach se había ido para siempre...
Pensé en hacerle un homenaje en el blog, contando todo lo que sé sobre él, datos, fechas...pero, seguramente hay mejores lugares que contarán todo eso mucho mejor que yo y con más detalle, así que decidí que mi pequeño homenaje, humilde, pero con todo respetuoso hacia la persona que tantas y tantas veces me dejó con la boca abierta en su interpretación de Tuco, sería de otra forma.
La primera vez que vi la película El bueno, el feo y el malo fue siendo un niño, el resto, se pueden contar más de veinte veces con total seguridad.
La primera vez que vi la película El bueno, el feo y el malo fue siendo un niño, el resto, se pueden contar más de veinte veces con total seguridad.
Corría el año 1984 cuando mis padres compraron nuestro primer vídeo, un Betamax que costó la friolera de 100.000 pesetas de las de entonces. Mi padre, cinéfago salvaje, no tardó en alquilar una película titulada El bueno, el feo y el malo.
Recuerdo que no me la dejó ver aquella noche, yo tendría unos diez años, porque decía que era un poco fuerte porque habían tiros y malos modos.
Me enfadé bastante, tanto que estuve dando la lata toda la mañana del domingo siguiente hasta que convencí a mi padre para que la viera de nuevo conmigo.
Recuerdo que me encantó el bueno, que odie al malo y que por el feo sentía una mezcla de simpatía y odio a partes iguales.
Recuerdo la banda sonora de la película que me encantó y se convirtió en la primera banda sonora que yo tarareaba constantemente, pues descubrí que mi padre tenía una cassette con cortes de música de películas del oeste y una de ellas era esta... pero no venía la del final...la del cementerio, como yo la llamaba...aquella parte me dejó con la boca tan abierta que aún hoy tengo agujetas...magistral...sublime...irrepetible.
Supe apreciar en aquel momento tantas cosas de la película que hoy en día me sorprendo al recordarlo.
Pasó mucho tiempo y un buen día, en una sala de cine en 2010, viendo los créditos de Wall Street el dinero nunca duerme, me sorprendió ver su nombre...había estado en pantalla y yo no lo había reconocido, interpretando al abuelo que habla sobre el crack del 29.
98 años...Dios... casi un siglo...
Ahora Eli ha cruzado las puertas del más allá y se ha hecho inmortal, pues cada vez que alguien visione una de sus películas, seguirá vivo.
"¡Eh, rubio!¿Sabes de quién eres hijo? ¡Eres un hijo del mil padres!"
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