Actores:Jean Claude Van Damme, F. Damiens, Zinedine Soualem
Duración:93 min
Género: Comedia dramática
País:Bélgica
Año: 2008
Cuando, en mis tiempos de instituto, ponían una de Van Damme en el cine, allí estaba yo, el mismo día del estreno, a primera hora de la tarde para poder verla con la menor cantidad de público posible, daba igual que fuese invierno o verano.
Salía alucinando con mi héroe del celuloide dando patadas, puñetazos, tiros y siendo el tío más duro de la pantalla, con permiso de Anrold y Silvester.
El tiempo pasa, las personas cambian y evolucionan (algunos) y un buen día, dejé de ir a ver esa peli de Van Damme...
Estando en el videoclub de mi barrio, ya sin mis queridos VHS, vi un cd de Van Damme, leí su argumento y pensé...esto es otra cosa.
Lo cierto es que no imaginaba en ese momento el peliculón que estaba a punto de ver...
Esta es una película para sus fans,para los que no lo fueron y para los que se quedaron en medio. Una película sincera, directa y emotiva en la que vemos no a Van Damme sino a Jean-Claude Camille Rammos François Van Varenberg, la persona que hay tras el celuloide, pero no olvidemos quién es...mucho ojo, más de uno recibe un patadón en los dientes como está mandado en todo film de Van Damme.
Comencemos...
Comencemos...
La película arranca con un plano secuencia bestial de tiros, patadas, puñetazos, saltos con un Van Damme espectacular, un pedazo de escena de acción memorable que nos recuerda al mejor Jean Claude de todos los tiempos, con una banda sonora increíble y una fotografía cuidadísima. Cada detalle está cuidado al milímetro, nada se deja al azar, para terminar cerrando una puerta y cayendo el decorado...es, entonces, cuando empieza la verdadera película, con ese decorado, cae la estrella y aparece el ser humano, alguien como tú y como yo, con problemas y miedos más que comunes y no los soluciona a patadas, los enfrenta como cualquiera lo haría: dando cornadas.
Se enfrenta a un juício que aparentemente es por la custodia de su hija y lo pierde de la manera más inversoímil: por las muertes de sus películas, no es un buen ejemplo de padre. Cada película es una losa violenta que va cayendo a cada golpe del abogado sobre Van Damme...
Pierde la custodia, no tiene dinero, su manager no le consigue más que basura, nadie quiere trabajar ya con él, nada de trabajos de calidad, su estrella ha pasado de brillar como una supernova a un lejano y pírrico cuasar, fantoche de lo que fue, cansado, hundido, humillado...
Decide regresar a casa, a Bélgica, para recuperse junto a sus padres. Allí es un héroe nacional, todos lo reconocen, todos lo admiran. La escena del taxi es fantástica, cansado, no le queda más remedio que aguantar a la conductora que le dice que no es una persona educada, está cansado...
Al entrar a un banco para sacar dinero, se topa con un atraco y la película se torna una especie de Tarde de perros. Uno de los atracadores es un gran admirador suyo. Van dame es golpeado, humillado, tiene miedo, es un tío normal en medio de un atraco, no es un ciborg, ni un soldado universal,ni un personaje de street fighter, ni un blanco humano, ni un kickboxer, ni un sin escape, ni un salvaje...
Es un ejercicio de metacine impecable, cuidado, con cariño, esmerado, perfecto...
La escena en que todo se detiene y Van Damme se dirige a cada uno de nosotros, a sus fans, hace que se te salten las lágrimas al ver la sinceridad de un tío al que jamás viste llorar, dirigiéndose a ti, a ese fan que un buen día, dejó de ir al cine a ver sus pelis. Habla de la droga, no se justifica por ello, pide perdón, pero en realidad, se lo pedimos también nosotros a él...
No cuento más, es una peli de Van Damme pero es un regalo a los que fuimos sus fans, a los que aún lo somos.
Cuando la peli acabó, me quedé pensando y sentía algo extraño, como si en mi interior, aquel adolescente que echaba de menos a su héroe, se hubiera reencontrado con él. Ahora, siendo adulto, ya no veo a Van Damme de la misma forma. Ahora, en Los mercenarios 2, lo disfruté de otro modo, no paraba de pensar "qué grande eres...gracias Jean Claude...gracias amigo". Porque ahora, cuando lo veo de nuevo en sus viejas pelis, vuelvo a sentirme como aquel adolescente que flipaba con sus patadas y me hace pasar un rato agradable, con respeto y cariño. Sus películas forman parte de mi vida y yo, como fan a ultranza suyo, he formado parte de la suya como tantos y tantos otros, desde el anonimato, pero todos juntos. Como se suele decir...GRANDE VAN DAMME. Yo sólo te digo gracias...
La edición española del DVD es impecable, con un documental en el que Jean Claude nos pasea por su ciudad, nos enseña la vida corriente de una persona corriente. Sin desperdicio por ningún sitio.
Recomendable al mil mor mil pero cuidado...no es un film de Van Damme al uso, aunque...es Van Damme...
Se enfrenta a un juício que aparentemente es por la custodia de su hija y lo pierde de la manera más inversoímil: por las muertes de sus películas, no es un buen ejemplo de padre. Cada película es una losa violenta que va cayendo a cada golpe del abogado sobre Van Damme...
Pierde la custodia, no tiene dinero, su manager no le consigue más que basura, nadie quiere trabajar ya con él, nada de trabajos de calidad, su estrella ha pasado de brillar como una supernova a un lejano y pírrico cuasar, fantoche de lo que fue, cansado, hundido, humillado...
Decide regresar a casa, a Bélgica, para recuperse junto a sus padres. Allí es un héroe nacional, todos lo reconocen, todos lo admiran. La escena del taxi es fantástica, cansado, no le queda más remedio que aguantar a la conductora que le dice que no es una persona educada, está cansado...
Al entrar a un banco para sacar dinero, se topa con un atraco y la película se torna una especie de Tarde de perros. Uno de los atracadores es un gran admirador suyo. Van dame es golpeado, humillado, tiene miedo, es un tío normal en medio de un atraco, no es un ciborg, ni un soldado universal,ni un personaje de street fighter, ni un blanco humano, ni un kickboxer, ni un sin escape, ni un salvaje...
Es un ejercicio de metacine impecable, cuidado, con cariño, esmerado, perfecto...
La escena en que todo se detiene y Van Damme se dirige a cada uno de nosotros, a sus fans, hace que se te salten las lágrimas al ver la sinceridad de un tío al que jamás viste llorar, dirigiéndose a ti, a ese fan que un buen día, dejó de ir al cine a ver sus pelis. Habla de la droga, no se justifica por ello, pide perdón, pero en realidad, se lo pedimos también nosotros a él...
No cuento más, es una peli de Van Damme pero es un regalo a los que fuimos sus fans, a los que aún lo somos.
Cuando la peli acabó, me quedé pensando y sentía algo extraño, como si en mi interior, aquel adolescente que echaba de menos a su héroe, se hubiera reencontrado con él. Ahora, siendo adulto, ya no veo a Van Damme de la misma forma. Ahora, en Los mercenarios 2, lo disfruté de otro modo, no paraba de pensar "qué grande eres...gracias Jean Claude...gracias amigo". Porque ahora, cuando lo veo de nuevo en sus viejas pelis, vuelvo a sentirme como aquel adolescente que flipaba con sus patadas y me hace pasar un rato agradable, con respeto y cariño. Sus películas forman parte de mi vida y yo, como fan a ultranza suyo, he formado parte de la suya como tantos y tantos otros, desde el anonimato, pero todos juntos. Como se suele decir...GRANDE VAN DAMME. Yo sólo te digo gracias...
La edición española del DVD es impecable, con un documental en el que Jean Claude nos pasea por su ciudad, nos enseña la vida corriente de una persona corriente. Sin desperdicio por ningún sitio.
Recomendable al mil mor mil pero cuidado...no es un film de Van Damme al uso, aunque...es Van Damme...
"...todo es neutral..."