viernes, 28 de febrero de 2014

JCVD (Jean Claude Van Damme)

Director: Mabrouk El Mechri
Actores:Jean Claude Van Damme, F. Damiens, Zinedine Soualem
Duración:93 min
Género: Comedia dramática
País:Bélgica
Año: 2008






Cuando, en mis tiempos de instituto, ponían una de Van Damme en el cine, allí estaba yo, el mismo día del estreno, a primera hora de la tarde para poder verla con la menor cantidad de público posible, daba igual que fuese invierno o verano.
Salía alucinando con mi héroe del celuloide dando patadas, puñetazos, tiros y siendo el tío más duro de la pantalla, con permiso de Anrold y Silvester.
El tiempo pasa, las personas cambian y evolucionan (algunos) y un buen día, dejé de ir a ver esa peli de Van Damme...
Estando en el videoclub de mi barrio, ya sin mis queridos VHS, vi un cd de Van Damme, leí su argumento y pensé...esto es otra cosa.
Lo cierto es que no imaginaba en ese momento el peliculón que estaba a punto de ver...
Esta es una película para sus fans,para los que no lo fueron y para los que se quedaron en medio. Una película sincera, directa y emotiva en la que vemos no a Van Damme sino a  Jean-Claude Camille Rammos François Van Varenberg, la persona que hay tras el celuloide, pero no olvidemos quién es...mucho ojo, más de uno recibe un patadón en los dientes como está mandado en todo film de Van Damme.

Comencemos...
La película arranca con un  plano secuencia bestial de tiros, patadas, puñetazos, saltos con un Van Damme espectacular, un pedazo de escena de acción memorable que nos recuerda al mejor Jean Claude de todos los tiempos, con una banda sonora increíble y una fotografía cuidadísima. Cada detalle está cuidado al milímetro, nada se deja al azar, para terminar cerrando una puerta y cayendo el decorado...es, entonces, cuando empieza la verdadera película, con ese decorado, cae la estrella y aparece el ser humano, alguien como tú y como yo, con problemas y miedos más que comunes y no los soluciona a patadas, los enfrenta como cualquiera lo haría: dando cornadas.
Se enfrenta a un juício que aparentemente es por la custodia de su hija y lo pierde de la manera más inversoímil: por las muertes de sus películas, no es un buen ejemplo de padre. Cada película es una losa violenta que va cayendo a cada golpe del abogado sobre Van Damme...
Pierde la custodia, no tiene dinero, su manager no le consigue más que basura, nadie quiere trabajar ya con él, nada de trabajos de calidad, su estrella ha pasado de brillar como una supernova a un lejano y pírrico cuasar, fantoche de lo que fue, cansado, hundido, humillado...
Decide regresar a casa, a Bélgica, para recuperse junto a sus padres. Allí es un héroe nacional, todos lo reconocen, todos lo admiran. La escena del taxi es fantástica, cansado, no le queda más remedio que aguantar a la conductora que le dice que no es una persona educada, está cansado...
Al entrar a un banco para sacar dinero, se topa con un atraco y la película se torna una especie de Tarde de perros. Uno de los atracadores es un gran admirador suyo. Van dame es golpeado, humillado, tiene miedo, es un tío normal en medio de un atraco, no es un ciborg, ni un soldado universal,ni un personaje de street fighter, ni un blanco humano, ni un kickboxer, ni un sin escape, ni un salvaje...

Es un ejercicio de metacine impecable, cuidado, con cariño, esmerado, perfecto...
La escena en que todo se detiene y Van Damme se dirige a cada uno de nosotros, a sus fans, hace que se te salten las lágrimas al ver la sinceridad de un tío al que jamás viste llorar, dirigiéndose a ti, a ese fan que un buen día, dejó de ir al cine a ver sus pelis. Habla de la droga, no se justifica por ello, pide perdón, pero en realidad, se lo pedimos también nosotros a él...

No cuento más, es una peli de Van Damme pero es un regalo a los que fuimos sus fans, a los que aún lo somos.
Cuando la peli acabó, me quedé pensando y sentía algo extraño, como si en mi interior, aquel adolescente que echaba de menos a su héroe, se hubiera reencontrado con él. Ahora, siendo adulto, ya no veo a Van Damme de la misma forma. Ahora, en Los mercenarios 2, lo disfruté de otro modo, no paraba de pensar "qué grande eres...gracias Jean Claude...gracias amigo". Porque ahora, cuando lo veo de nuevo en sus viejas pelis, vuelvo a sentirme como aquel adolescente que flipaba con sus patadas y me hace pasar un rato agradable, con respeto y cariño. Sus películas forman parte de mi vida y yo, como fan a ultranza suyo, he formado parte de la suya como tantos y tantos otros, desde el anonimato, pero todos juntos. Como se suele decir...GRANDE VAN DAMME. Yo sólo te digo gracias...
La edición española del DVD es impecable, con un documental en el que Jean Claude nos pasea por su ciudad, nos enseña la vida corriente de una persona corriente. Sin desperdicio por ningún sitio.

Recomendable al mil mor mil pero cuidado...no es un film de Van Damme al uso, aunque...es Van Damme...


"...todo es neutral..."

sábado, 22 de febrero de 2014

ZX Spectrum... Aquella máquina maravillosa



 Siempre recordaré la primera vez que vi un Spectrum. Fue en casa de un amigo del colegio.
No recuerdo muy bien qué época del año era, aunque no hacía ni frío ni calor, o tal vez, mi memoria, en un esfuerzo de mejorar aún más el recuerdo de aquel instante, para hacerlo más agradable, ha eliminado el frío, si era invierno, o el sofocante calor, si era verano, y lo ha dejado en una primavera perpetua y ficticia...
Corría el año 1983 y aquel chaval estaba como loco con ese pequeño    cacharro de teclas de goma, jugando a un juego llamado Underwurlde.


Yo no soy capaz, con mi torpe vocabulario, de describir lo que sentí en aquel instante, pero desde luego sí fue un amor a primera vista, porque desde aquel día, no paré de dar la matraca en casa hasta que me compraron uno, pero eso lo contaré más adelante.
Cada tarde, tras las interminables clases, aquel chaval y yo conectábamos el Spectrum a un cassette Sanyo y jugábamos al Underwurlde, al Jet Pac, al Psss, al Cookie... y en definitiva, salvo el primero de ellos, a los que venían de regalo con el ordenador de 48K.

La televisión era en blanco y negro, el mando creo que se llamaba "Gran Capitán", que yo no sé si era bueno o malo, pero que arrancamos la palanca de su base, jugando al Jet Pac sí que me acuerdo... y fin del mando, hasta que apareció el fabuloso Quick Shot 2 y aquello era irrompible.

Aquella tarde era verano, lo sé porque recuerdo que nos caían unos chorreones de sudor mientras intentábamos cargar una y otra vez sin éxito un juego de cuyo nombre no puedo acordarme y eso que la cinta era original, así que decidimos recurrir de nuevo al Underwurlde. Recuerdo que la madre de mi amigo entró al cuarto con un par de vasos de ColaCao fresquitos y nos dijo: "aquí huele a cable quemado"... Pasamos de su advertencia por un tubo y continuamos jugando, viendo como el personaje se despatarraba por simas de infarto, rebotando hasta caer en los mas oscuros infiernos mientras nos partíamos de risa... hasta que sucedió lo inevitable...creo que la palabra correcta que mejor define lo que le pasó a aquel pobre Spectrum es "achicharrar": lo achicharramos... porque decir que se quemó, que un circuito se fastidió por el calor, no recoge el grado correcto... lo achicharramos...
Y nos encontramos sin nada que hacer, deambulábamos por la calle como un par de idiotas, jugando a la pelota, pero sin ganas...Fuimos de los primeros en cambiar los juegos de la calle por la tecnología, nos aburríamos... hasta hicimos el tremendo esfuerzo de desempolvar las bicicletas y liarnos a pedalear por el barrio, volvimos a encontrarnos con los amigos, hasta que un día, sonó el góndola que tenían mis padres en el salón y mi amigo me dijo que ya estaba arreglado el Spectrum.
Tomamos precauciones para que no se volviera a quemar: le pusimos el ventilador a él.
Aquel arreglo aguantó, no recuerdo que se averiase más aquel Spectrum, salvo por las teclas, lo que sí recuerdo es una de sus últimas imágenes, la pintura negra levantada hasta dejarlo en el color aluminio, gastado... hecho leña...

En 1984, vi en un escaparate de una tienda de mi barrio el que sería mío, un 48k y qué tabarra no le daría a mis padres aquel domingo que el lunes por la tarde fueron a comprar aquel ordenador, que ellos no sabían ni lo que era por mucho que yo lo explicara.
Lo conecto, le pongo un viejo cassette que había en mi casa y... no me cargaba ni un solo juego...eso sí, la cinta promocional de Horizontes, para aprender a poner a funcionar el Spectrum cargaba a las mil maravillas... por mí, la cinta Horizontes y sus consejos podían irse a freir espárragos.
El martes por la tarde fuimos de nuevo a la tienda y comentamos la terrible situación, cuyo remedio fue comprar un Computone y desde entonces, todo fue cuesta abajo. Todos los juegos cargaban, se recargaban una y otra vez. Como premio a la enorme dedicación y abnegado esfuerzo del Computone, una tarde que llovía a cántaros, al darle al botón para expulsar la cinta, se atrancó y en un alarde de suma sapiencia...le arrancamos la tapadera de un tirón... y así fue como mi primer Computone tuvo que ir a reanimación de críticos y mi padre lo chapuceó para que continuase tirando unos meses más, o años más, no lo recuerdo.
Cuando el Computone estiró la pata, fue enterrado en el cubo de la basura con honores de estado y sustituido por un aparatejo del que no recuerdo su marca pero que en la caja ponía que era especial para ordenadores. Aquel cassette era un maniático que me iba a volver loco: unas veces cargaba un juego y las diez veces posteriores no. Era un asco, una chatarra y encima me rompió una cinta en la que tenía mi juego de naves favorito: el Phoenix (Fénix "pa" los colegas). Aquel sábado firmó su sentencia de muerte y fuimos a por otro cassette... otro Computone... y aquel trasto inmundo acabó sus días rodando por casa de mano en mano hasta que un día lo desarmé para ver cómo era por dentro, se rompió, por supuesto, lo machaqué del todo, lo tiré y me hice un mini ventilador con aspas de papel con su motor enganchado a una pila de petaca.

El Spectrum, mientras tanto, ya había pasado por el quirófano con las dichosas teclas, los juegos se acumulaban... cintas y más cintas para acabar jugando al final, siempre a los mismos... y las teclas del Spectrum se fundieron por última vez.
No sabíamos dónde poder arreglarlo, el que lo hizo la primera vez había cerrado y el viejo amigo de teclas de goma languidecía acumulando horas de NO vuelo en el escritorio, hasta que un día, lo guardé en su caja y lo deposité en lo alto de mi armario, pues se rumoreaba por casa que si no servía que iría a la basura.
Meses después, mis padres me regalaron un 128k+2A y todo volvió a comenzar (descubrí un día que habían dado con el escondite del 48k y lo habían tirado con caja y todo). Aquella máquina era indestructible, la guardé cuando en 1998 adquirimos nuestro primer Pc y entregó la cuchara funcionando...

Hace unos días, haciendo limpieza en casa, me topé con él y todos sus componentes y lo enchufé pero mi buen amigo ha acusado el paso del tiempo y no funciona, las teclas no responden. He investigado un poco por internet y dicen que puede ser por causa del polvo, que si lo limpio bien por dentro, las conexiones, todo, lo mismo vuelve a funcionar... Ojalá, porque aún conservo una maleta llena de cintas con juegos. Hay emuladores, pero no es lo mismo. Por cierto, que el Quick Shot 2 que yo tenía desde el primer 48k, aún lo tengo... Vamos a ver si soy capaz de devolverlo a la vida de nuevo. No tengo ni idea de electrónica pero... ¿Quién dijo miedo? Si lo consigo, lo contaré por aquí.

Para terminar y como siempre pongo una frase en los comentarios que hago de las películas y esta historia tiene una frase muy buena, la pondré.
La pronunció mi tía el día 6 de enero de un 1985 perdido en los rincones de mi memoria sobre un primo mío que pidió un Spectrum a sus Majestades de Oriente:


"Si no se lo traen... revienta"

viernes, 14 de febrero de 2014

Frozen (Bajo cero)

Director:Adam Green

Actores:Enma Bell, Shawn Ashmore, Kevin Zegers

Duración:94 min

Género:Thriler/Terror

País: EEUU

Año: 2010
 
 
Ante una película como esta, uno se puede encontrar opiniones de todos los gustos, yo voy a dar la mía que tan sólo es una más.

Nos encontramos con un thriler discreto que cumple a la perfección con su cometido que es mantener la tensión de forma sencilla pero eficaz. Nos plantea una situación que a cualquiera de nosotros se nos ha podido pasar por la cabeza en alguna ocasión: ¿Qué pasaría si nos quedamos atrapados en un aparato mecánico y no hay nadie para socorrernos?

Los tres protagonistas disfrutan de unos días en la nieve, esquiando y pasándolo bien. Consiguen subir al telesilla en lo que va a ser su último viaje de la semana y, por unas circunstancias, el telesilla se para en mitad del monte, a una altura considerable, dejándolos a la intemperie y...saben que nadie volverá a conectarlo hasta dentro de una semana.
Toda la película transcurre en el telesilla y contra lo que pudiera parecer, consigue mantener el interés, aunque algunas sitiaciones no se le ocurriría a nadie hacerlas y otras sí, con diálogos unas veces buenos y otras de relleno, pero en conjunto, una peliculita muy recomendable, para ver un thriler diferente y bien confeccionado, con unos paisajes preciosos, de una belleza enorme y que consigue que estés en tensión pero de la buena. Y es que una vez más se demuestra, que con un planteamiento modesto, con honradez y sin trucos artificiales o artificiosos, podemos pasar un rato agradable que en definitiva es de lo que se trata y todo montados en un telesilla y sin moverse de ahí... Yo, sinceramente, le veo mucho mérito.
El metraje es el justo, sin inflarlo... Me gustó mucho. Agobiante, espeluznante... cuando se van apagando las luces en el monte, la oscuridad, se cierne, como las fauces de una bestia silenciosa, sobre los personajes...sin salida.
Esta película la vi por casualidad,  me apetecía ver algo diferente...todo el rato en un telesilla...lo mismo se aburre uno, pensé, pues nada de eso...
Eso sí...abstenerse claustrofóbicos o agorafóbicos o nosequefóbicos porque da un pelín de agobio ver a los personajes atrapados y que no se pueden mover ni para mear... si es que nada más de pensarlo ya da repelús... Vamos, que cuando me vaya a subir de nuevo en el ascensor, lo hago con cuatro móviles en el bolsillo...



"Si nos quedamos aquí arriba una semana...moriremos"

sábado, 8 de febrero de 2014

Connected

Director: Jens Raunkjaer Christensen, Jonas Drotner Mouritsen
Actores: Anders Houmann, Tobias Shaw Petersen, Dion Raufort
Duración: 7 minutos 32 segundos
Género: Postapocalítico
País:Dinamarca
Año: 2009





En ocasiones, uno se topa con pequeñas piezas que te atrapan con fuerza.

Connected nos presenta, en poco más de siete minutos, un mundo debastado, no sabemos cuál fue la causa, parece ser una hecatombe nuclear, pero lo que sí sabemos es que, el aire se ha vuelto irrespirable y los pocos supervivientes que deambulan por el desolado escenario, lo hacen gracias a unas máscaras que les permiten continuar. Estas máscaras tienen una vida limitada y parece que esa vida se puede compartir con otro individuo a cuya máscara podemos conectar otra mediante unos tubos flexibles. Dichos tubos parecen contener el filtro, o lo que quiera que sea, que hace poder respirar el aire, llevan un contador incorporado que disminuye a cada bocanada de aire que se da.
 Dos caminantes conectados, avanzan entre la desolación hasta que se topan con un tercero cuyo filtro esta casi agotado, la lucha por el único filtro activo se desata...

Paisajes de ciudades barridas, cubiertas por el polvo de la destrucción, un polvo que permanece en el ambiente, las nubes de tono térreo, contrastan con la arena del suelo, la banda sonora nos transporta a un duelo propio de un western italiano hasta su desenlace final...

Las escenas de los dos caminantes, unidos por esos tubos que salen de sus escafandras, que de por sí ya son muy agobiantes, pues parece que no pueden ni hablar, pues no se pronuncia ni una sola palabra en todo el corto, ni un grito, nada... transmiten un desasosiego increíble.

Rodado en el desiero de Faxe Kalkbrud , Dinamarca, Connected me ha parecido espectacular, hecho con talento y ganas, lo que demuestra que con un presupuesto pequeño y mucho entusiasmo, se pueden hacer grandes cosas. Que aprendan esos que nos prometen peliculones a base de pasta y más pasta y cuando uno sale del cine tiene la sensación de que no sabe dónde ha estado las últimas dos horas porque no le ha transmitido nada lo que acaba de ver en pantalla, salvo tirar el dinero con la entrada...

Me encantó y lo recomiendo para todos aquellos amantes del postapocalíptico con aire de western, sin reservas de ningún tipo.