viernes, 18 de octubre de 2013

Armónica...

La música... compañera inseparable de imágenes en las que unas personas prestan su rostro para crear vidas ficticias que nos lleven lejos de la realidad de nuestro día a día, hacia lugares lejanos en el espacio o el tiempo, lejos de preocupaciones, de crisis eternas, de nuestros errores, de nuestros problemas...
La música... una caricia al alma o una bofetada a la misma según se requiera en la acción.
Hay compositores que están tocados por un halo divino, que logran sumergirte en los mundos recreados en las imágenes... Imagina esa escena del Titánic de Cameron en la que ella salta del bote salvavidas de nuevo a la muerte que supone quedarse en el transatlántico, sin que la mano de James Horner arropara la escena... os aseguro que muchas lágrimas de las que en su día vi en la sala no se habrían derramado...
Pero hoy no voy a referirme a ese tipo de cortes... hablaré de hasta la que hoy por hoy, a mis cortas luces, es la única partitura que recoge lo que podría ser el momento de la expiración, de la muerte...  con una maestría que te hace estremecer, que te llega a lo más profundo... dura... tremenda... insuperable.
Sólo la mente...no...la mente no... porque ese corte sale del alma, como casi toda su obra, del alma y para el alma...
Un jadeo pausado que se va apagando...lento...cada vez más lento...con el que la vida del personaje se escapa a través de un único instrumento de viento, un instrumento que forma parte de una venganza... una venganza de tiempos pausados, lenta, de miradas largas, duras, impasibles, impenetrables y decididas a continuar adelante, siempre adelante, hacia el fin de un tiempo que jadea sus últimas horas, como el vencido, como esa época que muere a golpe de martillo, de clavos de ferrocarril llevando el progreso a tierras baldías... hacia el fin de sí mismos, porque saben que están acabados, que su tiempo ha pasado, que son escoria de un pasado violento y sin ley pero que se resisten a abandonar porque no saben hacer otra cosa. El progreso está ahí, a la vuelta de la esquina, ya no queda sitio para ellos, ya no hay más tierra que cabalgar, porque ya sólo queda el mar...

"¿cuál de ellos Frank?... tú y yo tenemos más de uno"

La tragedia se va creando a lo largo del metraje, con un malo que siempre fue bueno, menos en esta película, donde resulta ser la mejor interpretación de todas, magistral...
Frank es el pasado y con él desaparece una parte de su época... una época violenta, de pólvora, dólares y muerte...
"...te arriesgas a no saberlo"

Ojos abiertos de incredulidad ante el instante final y un gesto del oponente con el que todo queda claro... es un fantasma del pasado que viene a saldar una cuenta pendiente... un fantasma con una armónica


"quizá mis armas le parezcan a usted muy simples, pero hacen agujeros lo bastante grandes para resolver los pequeños problemas"

El jadeo de la armónica va decreciendo, envuelto en polvo y sangre y pólvora y venganza...


"¿qué hacemos con este, Frank?
Ya que has pronunciado mi nombre..."

Una partitura única, para escuchar mientras los rayos del sol de un atardecer otoñal bañan tu rostro que evoca el oeste más lejano posible, el del celuloide...
Y esperan... y aguardan... quietos...un movimiento...un gesto...de pie... no pestañean, las miradas de los héroes, duros, sin miedo, no pestañean... eso es de débiles... aguardan...esperan... silencio...viento...polvo...pólvora...sangre...hasta que llegó su hora...


"tus amigos tienen una elevada tasa de mortalidad"



miércoles, 16 de octubre de 2013

Los viajeros de la noche


Director: Kathyn Biguelow

Actores: Lance Henrisken, Bill Paxton,, Adrian Pasdar

Género: Terror/ Road Movie

País: EEUU

Año: 1987


Si la memoria no me falla, creo que fue en el programa Alucine de TVE2 donde pude ver esta película por primera vez... Me impactó de tal forma que siempre que la he evocado al hablar de cine con algún colega cinéfilo, desde aquí mando un saludo a todos ellos, la he clasificado como un peliculón de vampiros diferente, impactante y genial.
Por diferentes motivos, no la volví a ver hasta hace poco, así que en mi memoria permanecía el recuerdo de una noche a solas en el salón de casa, con le volumen de la televisión de tubo casi al mínimo.
No hace mucho, me topé con una copia en VHS y por unos miserables céntimos de euro, hice tangible el recuerdo guardado y volví a verla en las mismas condiciones en que aquella película se veía en su tiempo: vídeo y televisor de rayos catódicos... Lo mejor de todo es que la copia se encontraba en perfectas condiciones.
Para el que se interese en ella, diré que está editada en DVD y que no debe resultar muy difícil encontrarla, pero yo prefiero el grano del VHS, depende de para qué pelis...esta es una de ellas, sin lugar a dudas un peliculón para comentar. Vamos allá...
Un chico conoce a una chica un tanto enigmática de la que se enamora. La chica resulta ser un vampiro que lo transforma. El grupo con el que la chica viaja accede a las presiones de esta para que no lo maten y lo acepten como otro integrante más, pero tiene que demostrar que es capaz de matar...
Lo primero que me llama la atención tras el visionado, es la similitud que tiene el personaje del chaval con el que interpretara Brad Pitt en Entrevista con el vampiro de Neil Jordan, es decir, su afán por respetar la vida humana, negándose a matar.
Otra cosa que me atrae es su aspecto de road movie, sucio, una especie de western con vampiros cuya violencia me recuerda a la de Grupo salvaje de Sam Peckinpah, 1969, oscuro... con personajes muy vistos ya, pero que enganchan, con situaciones rocambolescas y memorables como la del bar, de la que recuerdo que en su día Bill Paxton me dejó alucinado, violencia, sangre en su medida justa y cierto grado nostálgico entre los vampiros por el devenir del tiempo...
EL final de la película es un tanto "chapuzas" a mi modo de ver, ya que se parece un montón al de Terminator de James Cameron, la directora de esta película fue esposa del consagrado director, plantel de actores muy similar al de Aliens... como siempre digo, que cada cual saque sus propias conclusiones...
La forma en la que los dos jóvenes vuelven a la normalidad me parece ridícula, una ridiculez propia de los ochenta, donde la ingenuidad con la que se tomaba al espectador era manifiesta, pero con buena fe. Prefiero que me tomen por ingenuo en una película a que me tomen por tonto, como sucede en muchos films de los que actualmente se ponen en cartel...mejor dejarlo.
En resumen, una obra con tintes de grandeza que no llega a ser tal por un final ridiculillo, pero lo que sí estoy seguro es de que Los viajeros de la noche es una referencia en lo que al cine de vampiros de los ochenta se refiere. Que aprendan los vampiros de hoy, con tanta mansión y tanto lujo... en los ochenta no molaba nada ser vampiro, ya que el vampiro era una alimaña, un fugitivo, un asesino implacable...

"Paso por aquí una vez cada cincuenta años...Hágame una reserva"

The Vindicator



Director: Jean Claude Lord

Actores: David Mcllwraith, Teri Austin, Pam Grier

Género: Ciencia Ficción

Año: 1986

País: Canadá



Ahora que se encuentra próxima la vuelta de Robocop a la gran pantalla, quiero rescatar de mis viejos VHS, aunque también se encuentra editada en DVD, una película bastante discreta, cuyo argumento es casi calcado del Robocop de Verhoeven.
Hay que tener en cuenta que Robocop es del año 1987 y la película que nos ocupa es de 1986... demasiado cerca en el tiempo y argumentos similares... que cada cual saque sus propias conclusiones.
The vindicator es un film modesto muy pero que muy ochentero.
Nada más comenzar, en los títulos de crédito iniciales, nos encontramos con los mismos en verde "alien" y una musiquilla que te transportará a aquella sala de cine de tu barrio de la que tanto te acuerdas y que fue fagocitada hace tiempo por los multicines, en la que tantas pelis de este tipo proyectaron... una época en la que entrar al cine costaba 150 pesetas el día del espectador.
En los citados créditos, podemos leer que la criatura ha sido creada por los estudios de Stan Winston...casi nada, señores...garantía de calidad y es que es lo que menos cutre me parece, el robot o mejor dicho el cyborg, me gustó mucho, muy bien diseñado.
Os cuento la trama.
Dos investigadores de una misma empresa se enfrentan con resultado de muerte de uno de ellos. Sus restos serán utilizados para confeccionar un cyborg...
El cyborg se debate entre su parte humana y artificial, pero decide vengarse de los que lo asesinaron.

Y ese es el argumento. Simple, ¿verdad?

El film está entretenido, pero con un entretenido raspadito, raspadito, pues en ocasiones la película se hace demasiado lenta, sin ganas, sólo gusta cuando aparece el engendro que da cierto repelus, situaciones resueltas unas mejor que otras da como término un film que recomiendo ver en esos días en que uno no quiere más que pasar el rato sin que le coman la cabeza, con unas buenas palomitas y si te quedas medio sopa, tampoco pasa nada porque no te pierdes ni aun así.
La vi no hace mucho, es curioso, pero la cinta se conserva bastante bien a pesar de los años. En los días en que la alquilé en el video club, esta película me gustó bastante, hoy me resulta que no ha asimilado demasiado bien el paso del tiempo, aunque no ha dejado de ser digna la figura del robot, que ya lo quisieran muchas películas de hoy...

miércoles, 9 de octubre de 2013

Las brujas de Zugarramurdi

  Director: Álex de la Iglesia

Actores: Hugo Silva, Mario Casas, Jaime Ordóñez, Carmen Maura, Terele Pávez

 Género: Comedia negra

 Nacionalidad: España

 Año: 2013


 Para todo aquel que sea seguidor de Álex de la Iglesia, le diré que vuelve a tener destellos de las que fueron sus grandes películas, por otro lado, el conjunto anda a golpes y unas veces es genial, de una fuerza tremenda y otras te quedas diciendo ¿pero esto a qué viene?, sobre todo el final, que no me gustó nada y menos aún su epílogo.

La película me recordó mucho a Abierto hasta el amanecer (Robert Rodríguez, 1995), además que me la recordó en muchos aspectos, como en que su segunda mitad ya no es tan buena como la primera, aunque la citada Abierto hasta el amanecer me parece mejor película en su conjunto que la de las brujas. Pero vamos por partes...

Comienzo espectacular, genial, apabullante, bestial y un larguísimo elenco de calificativos todos estupendos, porque así es. Disfruté mucho de la primera hora de la película, chistes de humor negro a mansalva, tiros, persecuciones de coches bastante potables (aún no se han superado, desde mi punto de vista, aquellas persecuciones de Perros callejeros de José Antonio de la Loma, 1977, en el cine español), pero a partir de la aparición de las que se supone deben ser las protagonistas del film, todo va cuesta abajo y sin frenos, salvando algunos momentos espeluznantes, como los ocurridos en el Wc de la taberna, genial.

Los actores... destaco a Mario Casas que está genial en su interpretación, Hugo Silva correcto sin más y con el que me partía de risa cada vez que abría la boca fue con Jaime Ordóñez, cuando se pone de parte de los atracadores me dio un ataque de risa que no podía parar. Las actrices... una pena que Carmen Maura no aparezca más y Terele Pávez sencillamente maravillosa, con ese personaje cargado de mala leche que tan bien sabe interpretar, da mal rollo cada vez que aparece en la taberna. De Carolina Bang sólo diré que su personaje no da para mucho y así queda reflejado, aunque de todos los personajes femeninos el que más me gustó fue el de la abuela.

Los decorados están bien, la casa de las brujas es muy decadente, al estilo de La comunidad, con algún que otro personaje grotesco pero muy en la línea de Álex.
Te ríes, te ríes te ríes y te vas dando cuenta de que el conjunto se está desmoronando y te acercas al metraje final, con un monstruo muy bien hecho pero para el que tampoco escribieron un buen papel... y es que esta pelicula falla estrepitosamente, siempre desde mi punto de vista, en el guión. Me dio la impresión de que empezaron currándoselo mucho y conforme se acercaban al final se cansan y lo acaban de cualquier manera, que no es que sea malo, sino que como en mi caso, seguidor a ultranza de Álex de la Iglesia, estoy muy bien acostumbrado a películas redondas y más en este género del que Álex es rey indiscutible en España. Me dejó con un sabor agridulce.

En conjunto es muy recomendable, si sabe uno como va a ir el viaje, los baches del final, muy buena primera hora, merece la pena, de verdad.
Una cosa que me dio mucho coraje fue el enfrentamiento final a lo Bola de Dragón... ufffff

Por último, un pequeño apunte más...el pueblo...la entrada del coche de nuestros protagonistas en el pueblo, cuando se encuentran con Carmen Maura...sus calles solitarias, sus luces...sus sombras...me gustó muchísimo... apenas son unos segundos, pero suficientes para recordar al que lo haya olvidado que Álex crea ambientes inquietantes de la nada.
Si pusieramos La comunidad a un lado y El día de la bestia a otro, pudiera ser que Las brujas de Zugarramurdi estuviera en medio.
Pero como la mejor manera de poder opinar de una película es verla, ya sabeis...los seguidores de Álex de la Iglesia no saldran dando saltos de alegría, pero no tendrán la sensación de haber tirado su dinero.


"A mí las brujas no me dan miedo... a mí lo que me dan miedo son los hijos de puta"

sábado, 5 de octubre de 2013

Los camioneros (serie TVE)

Dirección: Mario Camus

Actores: Sancho Gracia
Género: Drama/road movie
Duración: 13capítulos
País: España
Año: 1973-1974
En 1973, Televisión Española emitió una serie titulada Los camioneros que recogía las aventuras de Paco, un guaperas, duro y ligón interpretado por Sancho Gracia, papel que, por aquel tiempo, le venía como anillo al dedo.
La serie comienza con nuestro protagonista trabajando como mecánico en unos grandes talleres y decide optar a la plaza de conductor que ha quedado vacante en la empresa. Tras examinarse y dejar bien claro cómo las gasta, la serie pasa a mostrarnos lo que viene a ser, la vida de este camionero: carretera, kilómetros y aventuras...
No obtuvo esta serie el éxito esperado a pesar de que contó con la cuidada dirección de Mario Camus del que por nombrar alguna de sus grandes películas citaré La colmena (1982) y Los santos inocentes (1983).
Sancho Gracia está deslumbrante en su papel de camionero, se comía la pantalla cada vez que salía en escena y es que no pudieron elegir, en mi opinión, mejor actor para el papel. Paco (Sancho Gracia) se lanza a la carretera con la esperanza de poder ahorrar lo suficiente como para poder comprar su propio camión y ganar dinero de verdad, mientras su novia Loli, a la que no le hace mucha gracia la idea de ver cómo se pierde por esa España de los 70, lo espera.
La banda sonora de la serie es magistral, suena mientras observamos el funcionamiento interno de un motor, obra de Antón García Abril, alegre y juguetona, pero cargada de un halo de nostalgia que te transporta casi por arte de magia, a la cabina de un Pegaso de los setenta.
Es una road movie en toda regla pero con un marcado sentido de lo español.
Adentrémonos un poco en los detalles.
Empezaré por lo que más me gusta y lo que seguro hará que el que lea esto y le encanten los vehículos de aquella época, vuelva a visionarla: LOS CAMIONES.
Sí... con mayúscula, porque aquellos Pegaso tenían algo de lo que carecen todos y cada uno de los vehículos que circulan hoy en día: personalidad.
Los vemos subiendo cuestas, por caminos polvorientos, dehesas, bordeando la costa y atravesando pueblos perdidos que bien parecen detenidos en el tiempo, y grandes ciudades.
Sus formas, sus cuidadas líneas que se reían de palabras como "aerodinámico" o "coeficiente de penetración aerodinámica", rivalizan con sus colores llamativos, fuertes... el sonido tan característico para todo aquel que los escuchara ronronear al ralentí... y rugir con ferocidad animal al reducir marcha mientras subían una pronunciada cuesta... camiones rudos, para duros caminos, de mandos antediluvianos y enormes volantes, sin aire acondicionado, sin GPS...sólo el corazón y la fe del que los conducía por carreteras, llamémoslas así, de una España vieja que abría sus ojos a lo nuevo, hora tras hora... kilómetro a kilómetro...
La carga es variada, desde madera a pescado, como variados son los remolques que aparecen a lo largo de los capítulos, junto con los problemas propios de la profesión como son las averías, el sueño, la conducción con viento y las situaciones, en las que ante todo sobresale el compañerismo.
Por un lado tenemos el paisaje de una España en la que se muestra la mezcla de caminos de tierra con carreteras asfaltadas, donde los burros y los camiones cargan los materiales que construyen los cimientos de la nueva sociedad consumista que amanece. Pueblos de casas viejas, ruinosas, campos anaranjados, secos, pasos de montaña helados, solitarios... la vida del camionero es soledad... soledad y kilómetros...kilómetros y soledad...
Por otro lado, los bares... ese lugar de descanso en la jornada de trabajo, con un buen café o una buena comida casera compartida con los compañeros.
Los bares son tascas, nada de restaurantes de cinco tenedores, tabernas unas más sucias que otras, más oscuras que otras, de esas en las que al entrar te daba una bofetada a vinos varios en toda la cara que te tiraba para atrás, donde un puñado de tíos con boina calada hasta las cejas dejan su partida de dominó para mirarte de arriba abajo cuando entras. Raro es el episodio en que no aparece una comida o un café mientras el camión espera.
Tabaco a punta pala... en una época en la que fumar era cosa de hombres muy hombres, de camisas desabrochadas que mostraban un pecho lobo, símbolo de masculinidad, y es que el cigarro es el único compañero de Paco que no cambia a lo largo de la serie... tabaco, tabaco y más tabaco...el maldito tabaco... y es que siempre se ha dicho eso de "fumas más que un carretero".
Paco es un tipo ligón, duro, compañero y cumplidor con su oficio, ama su profesión y la libertad que comporta, a pesar de las penurias, a pesar de la dureza siempre sale airoso de las situaciones, unas más creíbles que otras, a las que se enfrenta a lo largo de los trece episodios de la serie.
Sancho Gracia es el camionero perfecto de voz rajada y dura, con su inseparable cigarrillo en los labios, dominando a esa bestia de varias toneladas desde el trono de la cabina de un Pegaso...
Yo no la vi cuando en 1973 la pasaron por la caja tonta, fue mucho más tarde, con la llegada de las series a los DVD. Recuerdo que en mi casa, mis padres en alguna que otra ocasión la nombraron y un día, la busqué, movido por mi afición a los vehículos conocidos hoy en día como clásicos populares. Me dio lo que esperaba y algo más. Trajo a mi mente recuerdos de mi infancia, subiendo al camión de mi padre, viajando con él por esas carreteras, caminos, tierra, polvo, pueblos, bares de carretera... todo. El sonido del motor, el olor a grasa, a gas-oil, fríos amaneceres, espectaculares entre montañas a través del cristal de un camión, campo, kilómetros, libertad...
Para el que nada tenga que ver con el mundo del transporte pesado, puede ser un testimonio estupendo de la España de los setenta, para los que han viajado a lomos de aquellos fabulosos colosos del motor, es una ventana a tus recuerdos...

"...ahora te vas a dar cuenta de lo que es el sueño agarrado al volante, de lo que es cambiar una rueda en la nieve con veinte, treinta o sesenta toneladas encima, de lo que es llevar un volumen de carga que sobrepase mucho la cabina y que el viento te lleve de un lado a otro de la carretera, de lo que es pasar por una ciudad y no poder mirarla, de lo que es hacer un buen trabajo por el gusto de hacerlo sin que nadie te vigile... y hacerlo bien... Sí, es muy dura esta profesión... pero abres la ventanilla... y entra el aire"