lunes, 25 de noviembre de 2013

Una chica completamente viernes.

    Fue, se dice, una girl friday, una chica, ante todo periodista que, en una noche de luna nueva, en vez de casarse y aumentar la población mundial un par de años después, se quedó en la redacción del periódico siendo, como no podía ser de otra forma, una chica completamente viernes, mandando al carajo al abc de la felicidad conyugal. Ojo, porque en realidad fue, no una girl friday, chica-para-todo-asistenta, sino una chica completamente viernes. ¿Cómo, tan viernes? Sí, tan viernes. Puede ser periodista, heredera bohemia -nunca pija, qué poco viernes-, espía, buscavidas, aviadora o cualquier cosa que haga imprevisible, no ya los próximos días u horas; es que puede estar, dios sabe cómo, echando una siesta en el asiento trasero de tu coche y de repente, la primera vez que la ves, te pide que la lleves a casa de su tía en la costa más lejana o te pregunta dónde vives y allá va. La elipsis es su respuesta y la hiperactividad su descanso, puede que esté retozona cuando tengas prisa, o, es de lo más probable, se pare a preguntar mientras cuánto cuesta un gato, puede que algo peor...

    Un día, así, como un chispazo, te encuentras con una chica completamente viernes, y, casi seguro, no estás preparado para lo que se te viene encima, ¿qué hacer, cómo hacerlo y, sobre todo, qué te puedes esperar? Cuando la veas, deberás reconocerla enseguida con esta miniguía que escribió un poeta: tendrá cintura de reloj de arena y alma de película de Hawks. Ya estarás, como suele pasar, impreparado para, no ya estar a su altura, sino para saber a qué altura está y a cuál te hará subir. Has de saber que es rápida: acabará una frase cuando empiece la siguiente y cuando deje de hacer algo es porque hará otra cosa y la dejará mientras habla a velocidad de campeona de mecanografía cambiando de tema de actividad de peinado hablando de ti de ella ahora sí ahora no y...

    Será una chica completamente viernes, estarás, quizás siempre, impreparado, quizás te dé tiempo a estar preparado, puede que antes se haya ido, aunque fuese ella la que te buscó hasta el acoso, hasta el caos y hasta la locura completamente viernes. Ella es así, libre; estará contigo a su manera, puede que, durante el desayuno, te tire la tostada de un abrazo, y un día tras otro, tengas que prepararte dos o tres desayunos. Igual, hace la maleta, tira la llave encima de la cama, y, ¿dónde? y ¿por qué?, nunca vuelves a verla, porque, si se va, se fue, es demasiado lista para saber que, cuando se es una chica completamente viernes, los sábados llegan cuando el viernes ha terminado.

sábado, 16 de noviembre de 2013

The purgue (La noche de las bestias)

Director: James DeMonaco
 Actores :Ethan Hawke, Lena Headey
 Género: Thriler/ distópica
 País: EEUU
Año:  2013
En un futuro más bien cercano, el crimen, la violencia y el paro han sido prácticamente erradicados.
La sociedad sacia su sed de sangre durante una sola noche al año, la noche de la purga, durante la cual, todos los servicios de policía, bomberos y sanitarios son desactivados y el crimen, la violencia y el asesinato son legales...
Un argumento simple pero contundente.
Ante este planteamiento, uno se pone a pensar, antes de ver la película, que debe tratarse de un peliculón como la copa de un pino, pues goza de una idea turbadora, inquietante y desasosegante.
Cuando ves el tráiler, entonces ya, los amantes del género distópico, de mundos futuros enfermizos y sociedades retorcidas, empiezan a frotarse las manos con expresión de júbilo diciendo..."por fin una buena peli"
Pues siento decepcionar a todos, porque la película se queda en eso, en un planteamiento y nada más, no se profundiza en nada de lo que podría ser interesante, ni en ningún personaje, sólo en acciones absurdas y tiros a diestro y siniestro por que, a ver... ¿no es legal el crimen durante esas horas? Entonces, ¿por qué usan máscara? Pensemos que puede ser para que nadie los reconozca el resto del año y alguien prepare una purga contra ellos al año siguiente... pues sí, esa podría ser una razón válida... pero para lo que no encuentro respuesta es que para salir de caza en una noche así, se vaya vestida con un camisón, o con la ropa del colegio caro, o que te pongas una máscara y al acercarte a la casa te la quites, o que el novio de la chica se meta en la casa esa noche, justamente esa noche y ella no se percate que lo que quiere es cargarse al padre que no lo acepta como novio de su hija. Hombre... siempre se ha dicho que el amor es ciego, nunca que el amor fuese idiota... En fin...
Que me ha decepcionado horrores...
La casa es enorme, algo así como que para ir de un lado a otro tienes que pedir un taxi... incongruencias una tras otra.
¿Merece la pena verla?
Pues aunque parezca lo contrario y pese a lo que he dicho, sí, porque entretiene, pero sabiendo a lo que te enfrentas y no como yo me acerqué a ella, esperando una bocanada de aire fresco dentro de tanta bazofia que se pone en cartel en nuestros tiempos, pues volví a sentirme decepcionado y es una pena, porque los primeros veinte minutos prometen una barbaridad, muy buenos, aunque no profundizan.
Y como colofón a tanta estupidez, mencionar que el sistema de seguridad de la casa es una porquería, basta que enganchen una camioneta y te revienten lo que se suponen que son planchas de acero superultrareforzado. Para eso, mejor poner un par de ametralladoras de esas que salen en Aliens, el regreso y que disparan solas al movimiento de cualquier payaso con máscara o sin ella que se acerque a la casa y así se habrían ahorrado problemas, claro que de ese modo, no hubiera habido ni la película ni nada... tal vez hubiera sido mejor...
"Vamos a sobrevivir a esta noche y todo volverá a ir bien"

viernes, 15 de noviembre de 2013

Mi nombre es Ninguno

Director: Tonino Valerii

Actores: Henry Fonda, Terence Hill

Género: Spaghetti Western

País: Italia

Año: 1973



Esta es la historia de cómo un hombre se convierte en leyenda, de cómo desaparecer de escena por la puerta grande y en definitiva, de convertirse en inmortal...
El oeste se acaba y con él muere un estilo de vida propio, el del pistolero que sobrevive a base de pólvora, sangre y unos cuantos dólares. Los pueblos se convierten en ciudades y en 1899, de repente y como colofón al oeste americano, con la muerte del siglo XIX, un pistolero atraviesa las puertas de la historia, enfrentándose él solo a un ejército... y lo hace porque a un chalado admirador, se le ha metido en la cabeza.
Sergio Leone produjo esta pequeña joya del Spaghetti Western y su mano la puede observar cualquier seguidor suyo a lo largo del metraje, con largos planos, tomándose su tiempo, frases lapidarias, cortas, como balas ardientes que atraviesan todo a su paso, contundentes...
La pareja protagonista, a priori, puede parecer absurda y nada compenetrada: Henrry Fonda (nada más y nada menos) y Terence Hill. Pues bien... primera sorpresa: se complementan estupendamente, la seriedad de uno y las bien llevadas payasadas del otro se ajustan  como un guante, en un entorno polvoriento, sucio y lleno de forajidos estúpidos y caciques de pueblo muy listos para llevar sus fechorías en secreto "blanqueando oro".
La trama es la que sigue:
Un viejo pistolero (Fonda) desea abandonar América y comenzar una nueva vida lejos de la violencia y la muerte, pretendiendo tomar un barco que lo transporte a su retiro del revólver.
Pero se topa con el que es su mayor admirador (Hill) que de niño jugaba a ser él, dice llamarse Ninguno, con lo cual ya tenemos a un "hombre sin nombre", propio... muy propio...
No se sabe muy bien cuáles son las intenciones de Ninguno y la trama se va sucediendo a golpe de un reloj que suena frenético en algunas escenas, un reloj que llega a molestar pero que va marcando que el tiempo se acaba, que se termina el oeste y la oportunidad de salir por la puerta grande del mismo para uno y entrar por la misma puerta para el otro también.
A Ninguno le obsesiona una idea y es que Jack se enfrente nada más que a 150 forajidos a la vez y encima pretende que acabe él solo con todos ellos, para llenarlo de gloria, para perpetuar su leyenda y que su hazaña sea contada una y otra vez con el correr de los tiempos, hasta que su nombre sea un susurro en las noches frías de invierno al calor de una hoguera, bajo las estrellas...
Y lo mejor de todo, es que Ninguno consigue lo que pretende y de forma nada rocambolesca ni imposible, con un Jack ataviado con sus gafas para apuntar con más precisión, se carga a los 150...
No sé lo que pretendieron con esta película, pero, a mi juicio, les salió mejor de lo que en principio se pretendía, porque hay momentos que son alargados en demasía y otros dignos de elogio, resultando en conjunto una película muy recomendable, aunque Ninguno se parezca demasiado a Trinidad, aunque las escenas sean ya harto manidas y aunque no haya las peleas a mamporro limpio que uno espera. La escena en la que Ninguno guantea a un duro pistolero en un bar me recuerda mucho al enfrentamiento que tiene con Gato Salvaje en Le seguían llamando Trinidad de 1971, la escena del sombrero es calcada a la que en su día apareciera en La muerte tenía un precio, los pueblos del mismo color que el desértico paisaje y la banda sonora...
Mención a parte merece esta composición del gran E. Morricone...¡¡¡Qué pedazo de partitura!!! con algunos momentos en los que te hace querer levantarte del asiento y galopar detrás de los malos y otros cargados con un buen rollo tremendo, aunque, en ocasiones nos recuerde demasiado a otros trabajos suyos. Para escuchar y sentirse bien, porque es alegre y juguetona sin ser ridícula, no olvidemos que la película es una comedia disfrazada de western o ¿era un western disfrazado de comedia?
Con los elementos propios de la época Morricone compuso una de las bandas sonoras que recuerdo con más cariño, pues aún suena en mi memoria cuando la vi en un cine de verano, con los 150 galopando hacia Henrry Fonda que está magistral, soberbio, impresionante, imponente... a la altura del lo que su personaje representa.
Para mí, la banda sonora tiene momentos que eleva el film más allá de lo que las imágenes podrían por sí solas, cubriendo las carencias que puede tener con estilo y maestría propias del rey de las BSO de los western (y de todo lo que tocó).
Ninguno consigue su objetivo... saca a Jack del oeste, introduciéndolo en la historia, convirtiéndolo en leyenda y de paso, convirtiéndose él también en leyenda, en el nuevo Jack de los tiempos modernos que se avecinan, en el eslabón que encara el fin del viejo oeste y se presenta ante el nuevo siglo con tanta cara dura como ingenio...ideal para el sigo XX.
No os perdáis la escena en la que Terence Hill se zampa una manzana de una vez...


"Desperdiciamos días, meses y años y de pronto nos damos cuenta de que sólo faltan treinta segundos"