jueves, 4 de abril de 2013

Highschool of the Dead.





Son muchas ya las películas de zombis, y las que quedan por salir, por suerte para los zombífilos. En cambio, animes de zombis son muy pocos, y este tiene algunos elementos que merece la pena comentar. Está basado en un manga del mismo nombre de 2006, si bien el anime empezó a emitirse en 2010, constando, por ahora, de una temporada de 12 episodios. Dividiré el análisis en tres partes: la historia, los zombis y el erotismo, que son los elementos más destacables de la serie.


Qué esta pasando…

La serie arranca enseguida: en el instituto de nuestra pandilla, aparece una persona con un comportamiento extraño. Un profesor se acerca para llamarle la atención, y el resto os lo podéis imaginar…

La historia se desarrolla en espacios abiertos y cerrados, empezando en el instituto, pasando por un piso franco, una mansión y otros lugares variopintos, que sirven a veces de refugio y otras veces se convierten en encerrona. Como tantas películas de zombis, es en parte una road movie, en búsqueda permanente de un lugar donde sentirse seguros. Las situaciones son las típicas del cine americano: conducción de grandes vehículos para huir y aplastar zombis, matar a conocidos una vez infectados, luchar con personas a las que se les ha ido la olla, etc. Tiene todos los lugares comunes del cine de muertos vivientes, y todos los tópicos del anime. Una mezcla curiosa y divertida.

La plaga, que se desarrolla muy rápido, obliga a nuestros sufridos alumnos a aprender nuevas estrategias para sobrevivir y relacionarse. Así ocurre en una de las escenas del segundo episodio: Parte de los alumnos, para refugiarse del caos, van a la sala de profesores en busca de apoyo de algún adulto, sin imaginarse que es justo donde más peligro corren, pues los que han sido mordidos han ido allí. Las viejas normas y seguridades ya no existen. Siendo una situación traumática, hay dos personajes que se sienten a gusto entre tanta violencia: Saeko, una extraordinaria luchadora con instintos asesinos que ahora puede desarrollar sin remordimientos, y Kohta, un otaku que podrá usar por fin armas para matar, dando rienda suelta a su lado psicópata.

En Occidente, estamos acostumbrados a que las películas y series tengan un final que cierre la historia, encajando todas las subtramas, sabiendo al final los porqués y cómo terminan afectando a los protagonistas. En Japón, el final como tal no tiene por qué ser más que una pausa en la historia, y las subtramas a menudo no pasan de pinceladas. Si bien en nuestra tradición cinematográfica, a menudo el final se nota forzado, cerrando de mala manera la trama, en Japón, suele meterse demasiada paja, siendo buena parte de los animes muy confusos para un occidental, que buscará, infructuosamente, una explicación lógica a tanto mensaje supuestamente trascendental. Highschool of the Dead, tiene una trama sencilla, basada en la acción, pasando por encima del origen de la plaga, teniendo en todo momento un buen ritmo.


Los zombis…

Cada director tiene su propia idea del muerto viviente, desde los torpones de Romero, hasta los enloquecidos de La horda, teniendo en común el deseo irrefrenable de comer personas. Los de este anime son los clásicos, torpes y lentos, salvo en la infección, que tarda tan solo unos minutos desde la mordedura. Tienen la peculiaridad de ser ciegos, guiándose por el oído exclusivamente, pues no parecen tener ningún otro sentido operativo. Siendo una serie de zombis, en la que la mueren infinidad de personas y decenas de zombis son destruidos, llama la atención que la violencia contra los zombis no es explícita, se ve mucha sangre pero sin mostrar los golpes o disparos. Curiosamente, hay un par de escenas bastante más crudas, pero contra humanos vivos, sobre todo en la magnífica escena del padre que intenta salvar a su hija, cuya muerte es sobrecogedora, mostrando el ataque y la herida mortal con un detalle que se evita con los zombis, algo que me llama mucho la atención.


El erotismo…

La serie puede catalogarse como Ecchi, es decir, hay un componente erótico importante, pero siempre en plan ingenuo, con chicas adolescentes  tan cándidas como exuberantes. Justo así son las chicas de nuestro anime, con atributos generosos, a los que la cámara sorprende en los sitios más morbosos. Vemos, principalmente, tres situaciones con marcado carácter erótico:

  1. En situaciones de extremo peligro, por ejemplo cuando una chica cae al suelo al ser atacada, la cámara se pone a ras del suelo para enseñarnos sus bragas, o corriendo para disparar, sus senos rebotan saliéndose casi del escote. Como si supiesen que las miramos, se ruborizan.
  2. En el baño, se dedican a meterse mano, siempre avergonzada la que recibe el manoseo, sufriendo y disfrutando a la vez, suponiendo que toda chica es bisexual en el fondo, para deleite del mirón.
  3. Después del baño, al no tener ropa de recambio, tienen que ponerse tangas, lencería, y demás prendas dos tallas más pequeñas, paseándose así por toda la casa. Los chicos, de puro susto casi salen corriendo.


Se preguntará el lector, a qué viene ese análisis detallado de las escenas  más picantes. Las usaré para reflexionar sobre el erotismo en el anime, como reflejo indirecto, aunque certero, de ciertos aspectos de la vida sexual japonesa. Analicemos punto por punto:

  1. En lugar de crear situaciones sensuales, el peligro y la urgencia se asocian con el deseo, con la chica a punto de morir o histérica por tener que actuar contrarreloj. El código erótico sería el de la chica indefensa o en situación crítica, ¿quién se imagina excitarse en ese momento? 
  2. Las chicas juegan y se hacen rabiar, no buscan el placer, viene indirectamente de una situación incómoda, en la que la que actúa no es consciente de que la otra quiere que pare, pero no se atreve a decírselo, y claro, ¡no tiene más remedio que disfrutar! El código erótico es la incomodidad, el someterse a un tocamiento no deseado porque las chicas han de ser sumisas y educadas. De lo más excitante en la realidad, también… 
  3. Los chicos, en vez de aprovechar la situación para al menos alegrarse la vista, y no digamos ya tener relaciones con chicas preciosas y de cuerpos espectaculares, salen casi huyendo. En toda la serie, de hecho, y esto es casi norma en el anime, los únicos hombres que intentan tener sexo, son pervertidos o violadores, como el profesor o el atracador de la gasolinera. El código erótico es la perversión o el abuso físico, lo de la seducción ni se le ve ni se le espera.
Hay que recordar que el anime es de consumo masivo, así como la pornografía es en Japón más consumida que en cualquier otro país. La mayoría de parejas niponas mayores de treinta años no tienen relaciones nunca o casi nunca, recurriendo a la prostitución, relaciones con terceros  y mucha, muchísima pornografía, lo que a la postre crea numerosos problemas. Una sociedad poco preparada para vivir la sexualidad de manera natural, se retroalimenta con un erotismo hipercodificado, insano, de situaciones eróticas irreales y a menudo aberrantes, que pocas veces reflejan un sexo sano y divertido. La hipercodificación moldea de tal manera la percepción de las relaciones que se hace complicado recurrir a fantasías propias, más sencillas y menos espectaculares, pero sin duda, mucho más realistas y por tanto disfrutables.

No creamos que en Occidente estamos libres de la hipercodificación en el sexo y en las relaciones de pareja, la pornografía por un lado y el cine romántico de Hollywood por otro, han creado unas expectativas irreales, tan elevadas, que difícilmente puede cumplir la mayoría de parejas. Pero de este tema, ya hablaré en otra ocasión.

Un saludo.

1 comentario:

  1. Enhorabuena por el artículo, muy interesante no sólo por lo que respecta al análisis puramente cinematográfico, sino por las interesantes conexiones con la mentalidad japonesa.

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