En la época actual, de crisis, en la que uno no sabe dónde se mete el dinero, o cómo controlar mejor el que tiene, que dia a dia va disminuyendo, pensé en hacer un artículo útil para el que lo estime oportuno.
Pensé que debía de ser algo que se hiciera a menudo y que con un simple cambio, me permitiera ahorrar sin perder calidad. Entonces tuve la idea del afeitado, imprescindible para un hombre, un lujo muy caro en nuestros días.Como la gran mayoría, uso cuchillas de varias hojas cuyos recambios
tienen un precio bastante alto. Intento aprovecharlas al máximo, imagino
que como todo el mundo.
¿Cómo reducir el precio del afeitado?
Tuve una idea... usar la maquinilla clásica, con sus hojas de dos caras.
Lo primero era encontrar una maquinilla de esas características y buscando por casa, encontré la que fue la de mi abuelo.
Tras el paso de los años, puede tener más de cincuenta, vi que su aspecto requería una buena limpieza, así que opté por buscar una nueva que no me costase mucho para poder probar y, en el caso de que diese buen resultado, limpiar a conciencia la de mi abuelo y utilizarla a diario.
Mi primera sorpresa fue que encontré una maquinilla con hojas incluidas de la marca Wilkinson a un precio más que razonable. La maquinilla es en su mayor parte de material plástico. Se desenrrosca la tapadera de la cabeza a través del mango para insertar la hoja de afeitar. La brocha se compra a parte, lo mismo que el jabón.
Según los consejos de varios sitios en internet, usé agua caliente para mojar la brocha y tomar el jabón de afitar del tarro. Primera conclusión: la brocha no es buena, los pelos se le van cayendo, aunque ya contaba con algo así, es una brocha sintética y ni por asomo el tacto es como la que usan los barberos, pero cumple su objetivo que es extender la espuma por la cara.
El afeitado de la maquinilla es muy bueno, irritándome la cara menos que las de varias hojas, siendo muy apurado. Vamos, que deja a esas maquinillas carísimas a la altura del betún. Segunda conclusión: no vuelvo a usar más esas maquinillas que además de ser muy caras, producen un desecho mayor que una simple hoja de afeitar.
El jabón es el complemento ideal. Tercera conclusión: en cuanto pueda, compro una buena brocha de afeitado.
Pues teniendo cuidado al usarla, pues el riego de darse un corte manejando la hoja de afeitar al colocarla en la maquinilla es evidentemente mayor, sabiendo que se ha de invertir algo más de tiempo en ello, pues extender la espuma no es solo sacarla del bote a presión y con un mayor cuidado en su uso, tengo que decir que me ha gustado bastante este tipo de afeitado con maquinilla clásica.
Limpiaré la de mi abuelo con la Dremel y ya veremos cómo queda. Ya os contaré...
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